Por Isidoro Gracia
Exdiputado
La sabiduría del pueblo llano
tiene fórmulas explican eventos que la “ciencia demoscópica” no comprende, en
estos casos es de aplicación lo de: Los árboles no dejan ver el bosque, este
es el caso.
Yo no comparto los análisis
que se felicitan de unos resultados y situaciones sociales “porque se ha
frenado a la extrema derecha”. Un par de razones, la primera lo de “frenar”
no es aplicable a unas fuerzas que han ganado espacio político y presencia
institucional, y segunda porque la derivada es que, como consecuencia de esos
resultados, solo son viables los gobiernos más conservadores cuyos programas
evolucionan hacia medidas muy retrógradas.
Vamos, que la filosofía del
“virgencita, virgencita que me quede como estoy” (otro dicho fruto de la
sabiduría popular), no puede darse por válida para las víctimas del
austericidio, propiciado con la disculpa de una crisis a la que han propuesto
como solución, única, el recorte de derechos y medios, los mismos que son autores
intelectuales de esa crisis.
Profundicemos un poco, cuales
son las características comunes de los actuales partidos extremistas, me
niego a aceptar el calificativo de populistas, que merece una aplicación más
noble.
Los crímenes lagales de la Comisión Europea
Una, y solo aparentemente principal, un nacionalismo más propio del tribalismo arcaico: Holanda para los holandeses, Francia para los franceses, Finlandia para los auténticos finlandeses, etc.; como todo tribalismo deviene en racismo rancio, extremado y trufado con integrismos religiosos, e incluso odio inter-clases del que llega a participar la clase media.
Dos, anti europeísmo,
consecuencia lógica ya que el proyecto de Unión Europea, creación que tuvo y
aún tiene como primer objetivo salvar a la propia civilización europea
del colapso, al que se vio abocada por las continuas guerras entre vecinos,
que intentaban imponer su religión, su supremacía racial o los intereses de
su clase dirigente, al resto de europeos, lo que está en la base filosofía
de toda tribu, el devenir histórico ha demostrado que es falso que los
jefes de tribu se conformen con su propio territorio, e intentan depredar en
el del vecino siempre, la U.E. es el antídoto a la propia esencia de
nacionalismos trasnochados.
Y tres, contradictoriamente
con sus posiciones públicas, todos estos movimientos dependen, en mayor o
menor medida, de los apoyos de dos actores externos: Los EEUU de Trump y la
Rusia de Putin, y no solo en apoyo político, ya que en muchas ocasiones es
claro el apoyo financiero, mediático e incluso mediante acción directa (como
el hackeo de redes sociales), contradiciendo así su publicitada, hasta la
nausea, característica de soberanía nacionalista.
Y ahora profundicemos también
en las consecuencias de estos fenómenos sociales, propiciados por las prédicas
que los dueños de los grandes medios de comunicación social, los mismos que
son dirigentes de las grandes corporaciones financieras y especuladoras, que
exprimieron tanto a los ciudadanos de a pie que dispararon una crisis que
estuvo a punto de obligar a reformas profundas del capitalismo imperante y
que reaccionaron así para evitar pagar la factura de sus actos.
Primera, un importante daño
en la credibilidad de las fuerzas progresistas, entre ellas las
socialdemócratas, que propugnan una convivencia en la que todos los
ciudadanos, y no solo los de las clases más altas, sean beneficiarios de la
riqueza producida por todos. Segunda, una situación de enfado permanente y
progresivo de la capa, cada vez más amplia de los perdedores y agraviados y
el temor creciente de la amplia clase media a sumarse a esa capa. Y tercera,
el nacimiento y crecimiento, en ese caldo de cultivo, de las fuerzas que
proponen como solución los valores y actuaciones que fueron útiles a los
dirigentes en situaciones de siglos atrás, para entendernos la regresión a la
tribu como ámbito de seguridad.
En ese contexto sí que se
entiende que amenazado el ciudadano con las penas del infierno tribal,
considere un alivio el purgatorio neoliberal.
Por cierto, aprovechando la
situación, nos han hecho creer que las directivas y demás normativas
europeas, elaboradas con una relación de fuerzas muy favorable a las fuerzas
más conservadoras y retrógradas son irreversibles y no modificables, con una
relación de fuerzas diferente en el Parlamento y Comisión europeos, más
progresistas y sin modificar los Tratados, también mejorables con unas
relación de fuerza más progresista, en el conjunto de los gobiernos de los
estados miembros de la U.E.
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