Se viene manteniendo desde 1978 que la gobernanza o gobernabilidad de España depende de mantener el bipartidismo. En caso de necesidad no solamente garantiza la estabilidad del Gobierno sino que se aseguran la alternancia, dejando a los otros partidos las migajas del poder. De esta forma las izquierdas y las derechas han gobernado con pactos puntuales con las fuerzas de las izquierdas y derechas periféricas, al margen de si los nacionalismos fueran o no del mismo signo político. Además algunos pesos pesados del Estado, han mantenido que en caso de situación extrema, un gran pacto de Estado de los dos grandes partidos con ideologías contrarias, excepto para las cuestiones económicas, salvaría la nación de la hecatombe. Esta falacia que por definición es una perversión, ha sido mantenida por los dos grandes partidos en esta mi querida España, esta España mía, esta España nuestra, ¡ay! ¡ay! ¡ay!
Volvamos a la seriedad del problema, gobernar es mandar con autoridad o regir algo. Guiar y dirigir un país o una colectividad política. No obstante, existe otra acepción de gobernar, que es manejar a alguien, ejercer una fuerte influencia sobre él. Es decir, manipular… Si el Gobierno se soporta sobre una mayoría absoluta, es fácil intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares. Los gobiernos del PSOE y del PP, aunque hayan gobernado con mayorías absolutas, no han faltado temas donde han sido cómplices de las mismas fechorías: Ley electoral que perjudica a las minorías y beneficia la hegemonía del bipartidismo. Reforma de la Constitución con nocturnidad y alevosía. Apoyo en el Parlamento Europeo de políticas mostrando hipocresía, facilitando la elección de Cañete.
En España el bipartidismo que es la columna vertebral de La Casta, se siente amenazado. El PSOEPP ve desquebrajarse su montaje. Amenazan con un Parlamento fragmentado y por supuesto ingobernable. Aunque su origen sea legítimo, legal y democrático, produce una gran desazón y zozobra en los partidos que lideraron España en estos treinta y seis años. Con una mayoría como la que disfruta el torpe, terco y parco Rajoy, el salvador de la patria, el absolutismo, la manipulación y la tiranía están servidos. Y sobre todo la mentira y los embustes que la sostienen. Para gobernar en minoría sin el paraguas de una gran cómplice, hace falta inteligencia y servirse como consejera de la Constitución Española. La gobernanza basada sólo en la aritmética no es garantía de democracia ni de eficacia. Hay que considerar las ideas y los programas. En España los gobiernos de coalición están inéditos, pero no se pueden descartar las coaliciones como respuesta democrática a la voluntad popular. Cuando La Casta diga que España se precipita hacia una situación ingobernable, quieren decir que cuanto más fragmentado esté el Parlamento, menos manipulable será.
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