viernes, 29 de mayo de 2015

DICTADURAS DENTRO DE LA DEMOCRACIA


Por Pedro Taracena Gil



CAUDILLO DE ESPAÑA POR LA GRACIA DE DIOS




CONTITUCIÓN ESPAÑOLA 1978

Artículo 6
Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.




EL LÍDER

La Casta que llevó a cabo la Transición, se cuidó mucho de no denunciar el atropello que cometieron aprobando una Constitución que sepultaba el genocidio franquista, sin embargo, afloraba en su esencia el Movimiento Nacional, motor del franquismo. La Constitución de 1978 recogió bajo la tutela de los franquistas, el Ejército y la Iglesia, la herencia del dictador Francisco Franco. En su testamento legitimaba el  golpe de estado que perpetró contra la República, la Guerra Civil que provocó bajo el eufemismo de Cruzada de Liberación Nacional y el régimen déspota y dictatorial que bajo otro eufemismo denominado, democracia orgánica, masacró al pueblo español como si de un botín de guerra se tratara durante 39 años.
Aunque los socialistas han tenido una connivencia escandalosa con los franquistas, durante el desarrollo del Régimen del 78, han sido más sus aciertos que sus errores a la hora de respetar los valores constitucionales. Pero lejos de denunciar de forma incansable el permanente tic franquista del Partido Popular, han mirado hacia otra parte con la complicidad despótica de garantizarse la gobernanza de forma puntual, y sobre todo la alternancia en el poder despreciando el resto de la pluralidad política.
Ha tenido que venir Ciudadanos para exigir que los partidos estén obligados a aplicarse en su fuero interno el artículo 6º de la Constitución Española. La Casta y los medios de comunicación apenas saben que este artículo es de obligado cumplimiento desde 1978. El origen dictatorial y déspota de Rajoy y sus secuaces, alcanzan su legitimidad en las raíces del franquismo: No en balde Fraga, ministro estrella de la dictadura, fundara Alianza Popular como asociación política, que no partido político, en el seno del régimen antes de su desaparición formal con la muerte del sátrapa. La conversión súbita de los hijos del dictador a la democracia de toda la vida, les convierte en un partido político, que más tarde asumiría el nombre de Partido Popular. Pero tanto su origen como su desarrollo posterior disfrutan de la estructura de una dictadura. Es un caudillaje hereditario por designación y aclamación, de corte vertical como no podía ser de otra forma. A la sombra del gran caudillo surgen otros caudillos y caudillas, aunque éste vocablo último no se recoja en el diccionario de la RAE.  Todos estos reyezuelos se sienten llamados por  la vocación de salvar a España de los peligros que la acechan. Un Partido Popular como ahora se presenta es muy difícil que rija sus destinos a través del artículo 6º de la Constitución. No está en su ADN, como no lo estaba en el ADN de sus padres fundadores. Y el resto de los partidos, han ignorado, también, que “su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”. Aunque ahora se estén despertando del letargo.

ÁLBUM FAMILIAR DE LOS FRANQUISTAS DEL PARTIDO POPULAR













Con este álbum del más genuino franquismo, es absolutamente imposible que el Gobierno pilote la tan nombrada y exigida regeneración...

La apología del franquismo en España al igual que el fascismo en Italia o el nazismo, o nacionalsocialismo en Alemania, debería ser un delito, pero sin embargo no es ni tan siquiera un insulto. Más aún, el Ejercito, la Iglesia y el Partido Popular, lejos de condenar los crímenes del franquismo, mantienen una postura negacionista. Han reinterpretado la Historia hasta llegar a la paranoia.


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