sábado, 8 de abril de 2017

EL VATICANO AL HABLA...



Como escribió Stanley G. Payne, llegó un momento en que no sublevarse era más peligroso que hacerlo. Muchos de entre los “hermanos” de la Orden así lo entendieron, y se sumaron a la rebelión en que cristalizó la exasperación del verano de 1936. 

Fernando Paz / La Gaceta– Si algún régimen en la historia de España puede ser considerado masónico con toda justicia, ese es el de la Segunda República. Cierto que la primera apenas lo fue menos, aunque los males que trajo pudieron conjurarse –si bien por poco- con menor daño para el país. Pero la segunda fue un régimen de logias y mandiles, una vez que la masonería había caído en las manos de esos pequeños burgueses que agudizaron su radicalismo.  

Echando las redes

A nadie se le escapa que, en los años 20, la Orden estaba ducha en las artes de la conspiración, acumulando una larga experiencia al respecto; incluso durante la pacífica dictadura de Primo de Rivera, no dudó en trajinar aquella astracanada veraniega conocida como “la sanjuanada”, llamada así por haber tenido lugar aquel día de 1926.
Pero, en lo esencial, la masonería se mantuvo neutral y hasta llegó a negociar su supervivencia por medio de quien había sido su Gran Maestre, Augusto Barcia. Todo lo que el régimen primorriverista opuso a su labor fue una muy discreta política de “consejos” a determinados mandos militares para que abandonasen la Institución y algún que otro registro.
Las tímidas iniciativas de la dictadura ratificaron a la masonería en su percepción de la esencial debilidad de aquella. Los años veinte fueron una época de esplendor para las logias: sabiamente alejados de la política (por una vez), echaron sus redes en un caladero prometedor, que habría de reportarle enormes beneficios: en el de los intelectuales.
Si, ciertamente, la masonería había tenido un innegable ascendente entre los intelectuales del siglo XIX, ahora tuvo un enorme éxito en su recluta: firmas como la de Pérez de Ayala, Gregorio Marañón, Américo Castro y Antonio Machado se unieron a las de otros perfiles más políticos como los de Araquistáin, Álvarez del Vayo, Jiménez de Asúa o Manuel Azaña.
Enroscada en torno a la Alianza Republicana que se constituyó por entonces, preparó el giro del PSOE hacia el republicanismo, impulsando al socialismo al abandono de la colaboración con el régimen del general; para ser justos, digamos que por las misma razones por las que Alfonso XIII se desentendió del dictador.

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CRÓNICA VATICANA



 La diplomacia es la forma magistral de la hipocresía.


El hombre nace desnudo y la sociedad le viste con los ropajes de la represión y el pudor.


 El Papa Francsico atrapado en su propia cárcel.


La avaricia rompe el saco.




 Obispos cómplices el poder corrupto.



 El verdugo yace en el mismo mausoleo que sus víctimas.



La nueva Sagrada Familia.

4


El nacionalcatolicismo cómplice del genocidio franquista.



El fantasma de San Pedro.


La homofobia y el racismo.



El Caudillo de España que lo fue por la Gracia de Dios.


La libertad sexual es un derecho no un pecado.


La igualdad entre el hombre y nujer.


Editor: Pedro Taracena Gil

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