HEMEROTECA
31-12-2011
JOSÉ
IGNACIO WERT DE TERTULIANO MEDIÁTICO A MINISTRO DE EDUCACIÓN
Cuando el nombre de José Ignacio
Wert saltó a los titulares de la prensa como ministro de Educación, Cultura y
Deportes, vinieron a mi mente imágenes de este personaje camuflado como
periodista tertuliano en televisión. Analizando el perfil de este sociólogo, su
trayectoria en los medios y como consultor, es coherente que Rajoy haya contado
con él para tres carteras en una. Sin embargo, con esta decisión el nuevo e
ínclito presidente, ha demostrado el cariño y la pasión que tiene por la
educación de nuestra juventud, poniéndola en sus manos. Sin duda su objetivo es
hacer economía, es decir recortes. Gestionará las tres áreas dándolas la misma
importancia y haciendo de ellas tres empresas privadas. El fantasma de la
privatización se cierne sobre ellas sin miramientos. Su perfil de sonrisa
forzada y con aires de cierta suficiencia, en nada favorece el diálogo con el
universo de la educación pública. Pero este nombramiento merece un análisis más
profundo de la implicación del cuarto
poder y su afinidad con la política.
El sociólogo Wert fue invitado a las tertulias de televisión como un periodista
más, donde cada cual procede de un medio y se convierte en portador de su
ideología. El nuevo ministro no sorprendió a nadie sobre qué ideología
ostentaba en los debates. Pero lo perverso es que los medios públicos están
convencidos de que esta representación de los medios presentes en el plató, son
la expresión de la pluralidad política de España. Craso error no exento de mala
intención. Allí solamente estaban los medios poleas de transmisión de los
partidos; quedando sin representación el ciudadano de la calle. Durante el año
2011 hemos podido contemplar que una mayoría nada despreciable expresaban su
indignación por no sentirse integrados
en esta democracia formal plagada de vicios, y reclamaban Democracia Real ¡Ya!
Ahora el nuevo ministro cosecha sus frutos de la propaganda que hizo del
Partido Popular en los platós; recogiendo su premio a la fidelidad. Estas
adulteraciones jamás son criticadas por el cuarto
poder. Y en el caso que nos ocupa han estado arrogándose la idea de que son
los únicos que representan la voz de la calle. Y su única representación ha
sido la de los partidos políticos camuflados entre los tertulianos cuyo guión
está escrito previamente. Con esto se demuestra que la política en todas sus
formas y los medios de comunicación se disputan el cuarto poder, que consiste en amordazar al pueblo. Esta falta de
honestidad, de democracia real en suma, nutre cada día más los movimientos como
el 15 M. En la medida que la balanza que hoy está vencida hacia el lado de los
manipuladores: política y medios de comunicación, vaya perdiendo peso y ganando
los ciudadanos; descubriendo en la mentira que nos encontramos, la balanza se
inclinará hacia el lado del pueblo; perdiendo votos sobre todo la derecha. Lo
público irá ganado terreno a la especulación y lo privado. Estos movimientos
están dando muchos quebraderos de cabeza a los políticos y presumo que darán mucho
trabajo al nuevo ministro de Interior. Al menos su presentación fue un tanto
amenazante. En esta legislatura la verdadera política se ha de hacer en las
calles. El Parlamento está ocupado en otros asuntos ajenos al pueblo.
HEMEROTECA 02-02-2012
CUANDO EL CINISMO SE
HACE MINISTRO
José
Ignacio Wert, nuevo ministro de Educación y Cultura, es un camuflado activista
de la ultraderecha nacional católica, bajo la máscara de seudo periodista
tertuliano. Acudía a las tertulias bajo el subtítulo de sociólogo. En sus intervenciones siempre le acompañaba una sonrisa hueca.
Con pronóstico reservado para el personaje de la farsa que representaba. Un
sociólogo es un científico, un intelectual, que analiza la realidad social del
momento con objetividad. Pero cuando comparecía en el plató de televisión, allí
se comportaba como una persona que representaba a la derecha más casposa,
aunque la caspa no procediera de su mata de pelo. Eso sí, con la mueca
sonriente de creerse que estaba engañando al telespectador. Refugiado en el
titulillo de docto en fenómenos sociales. Y sin embargo, su opinión era burda,
vulgar y tendenciosa. Aunque su carta de presentación no estaba abalada por
ningún medio en concreto, sus intervenciones le delataban como un franquista
neto y nato, aunque no confeso. Pero una vez que Rajoy le ha pagado los
servicios prestados nombrándole ministro, se presenta ante el Parlamento con la misma
sonrisa, convencido de que sigue engañando a la ciudadanía. Aunque más
distendido, a veces, el cinismo se le dispara en forma de risa, y hasta de
carcajada, expresiones todas ellas reflejo
del mismo sarcasmo. Es un personaje que sale tal cual es en las fotografías. Da
la imagen de lo que es. Un cínico contumaz. No perteneciente a la escuela de
Diógenes, filósofo clásico, sino cínico
en el término correspondiente al román paladino. Cuando los nuevos ministros
del clan Rajoy van desgranando sus doctrinas a la prensa o ante los diputados,
debían de interpretar sus personajes sin la máscara. Fuera máscaras de
constitucionalistas y demócratas. Su ideología y doctrina pertenece al genuino
nacionalcatolicismo. Mientras los testigos víctimas del genocidio franquista,
van declarando ante el Tribunal Supremo las secuencias del exterminio de la
dictadura, vivo reflejo de la vertiente más sanguinaria del general Franco, los
honorables ministros están mostrando la otra cara del franquismo, el nacionalcatolicismo.
El Gobierno que soportamos, así como los parlamentarios que lo sustentan,
quieren gobernar sin constitución. No se conforman con la Contrarreforma que
hizo la España del siglo XVI, renunciando a la Europa de la razón y la libertad.
Ahora el maridaje Iglesia Estado, perpetúa el pacto contra el progreso: Todas
las trepanaciones que están haciendo con los derechos de los españoles lo hacen
escribiendo al dictado de los obispos. Todo se centra en el sexo. El sexo para
el PP es el colmo de la hipocresía. Los planteamientos de Wert para suprimir la
Educación para la ciudadanía están dirigidos a una España que ya no existe. A
los obispos y los del PP les molesta que los españoles seamos libre para
practicar el sexo como queramos y con quien queramos. Que nos casemos con quien
queramos, también, entre hombres o entre mujeres. Divorciarnos cuando acordemos
y deseemos. Que controlemos la procreación como acordemos con nuestra pareja.
Si sospechamos que puede haber fallado algo en la práctica coital, podamos
evitar un embarazo no deseado. Y por último que la mujer tiene el derecho de
decidir sobre su propio cuerpo. Los miembros del Gobierno son acólitos de la
Iglesia. Tienen más de clérigos y seminaristas que de tecnócratas. Y por
supuesto nada de políticos. Sólo las izquierdas minoritarias y el diario
Público, parece que se hayan dado cuenta de esta situación. Pero los mismos que
dieron el golpe contra la República, aquí los tenemos con manos forradas de
piel de cordero. La Iglesia, el capital y la derecha más recalcitrante. Aquí
tenemos las dos Españas: La que se desgarra contando a los jueces los crímenes
cometidos contra los españoles, y los que quieren repetir y perpetuar el franquismo
criminal con el silencio.
HEMEROTECA
20_01_2013
WERT
EL DEMÓCRATA Y CONSTITUCIONAL
Los indignados con la política del ministro Wert
le reventaron una conferencia que pretendía dar en Sevilla. Al salir el
ministro demócrata progresista y nada sospechoso de absolutista, tachó de fascistas
a los que utilizaron el único camino que les queda para discrepar y protestar
contra su política, que pretende y consigue volver a tiempos anteriores a la
democracia. El señor Wert se arroga la facultad de llamar fascistas a quienes
rechazan la reforma educativa guiada por criterios ideológicos próximos al
franquismo más genuino. Despojar la educación de los jóvenes españoles de la
asignatura que habla del matrimonio igualatorio, y de la educación sexual como
realización de la persona, al margen de cualquier influencia religiosa, es regresar
a los tiempos del nacionalcatolicismo. Y el ministro lo sabe porque lo ha
pactado con la conferencia episcopal. Esta protesta no es fascismo, es
reafirmación constitucional. Y también lo sabe el titular de la cartera de
Educación. Porque su reforma obedece a que el Gobierno confunde la mayoría
absoluta con el poder absolutista, y esta ventaja le ha permitido desarrollar
su idolología, más próxima al franquismo trasnochado que a la España
constitucional. Admito que el ministro
no disponía de otro insulto que más le alejara de la realidad, pero era el
epíteto que más daño podía hacer a quienes lo recibían. Es perverso.
HEMEROTECA
09-05-2013
MENSAJE
AL MINISTRO WERT
Desde que te descubrí en tu
faceta de tertuliano supe que eras un seudoperiodista al servicio del
neofranquismo camuflado de demócrata y constitucional. Un impostor en la
profesión que se ocupa del derecho a la información. La independencia era un huésped
que en tus intervenciones, no estaba presente y mucho menos se les esperaba.
Eras tendencioso y desde siempre dabas el perfil de secuaz fidelísimo de la
derecha más recalcitrante. No me llevé ninguna sorpresa cuando Rajoy premió tu
fidelidad y te convertiste en el fiel servidor de los franquistas en su
vertiente más abominable, el nacionalcatolicismo. Tu cinismo es un insulto a
los españoles y tu gesto me hace
vomitar. No solamente pasarás a la historia como un ministro nefasto, sino que
los mayores crímenes, sí crimines, se llevarán a cabo bajo tu ínclita figura de
hipócrita: Crímenes contra la investigación. Crímenes contra la igualdad de
oportunidades de los españoles. Crímenes
con la segregación de los escolares por mandato divino. Crímenes contra la
supresión de la asignatura de la Educación para la Ciudadanía, porque explicaba
el derecho a la libertad sexual y la familia igualatoria como unidad de amor, no
como sacramento. En este crimen has sido un lacayo de los obispos. Crimen
contra la ciencia, el conocimiento, la cultura, la formación de la juventud,
todo en aras del capital. El ente que ha movido la mano para cometer los
mayores crímenes de la historia.
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