MÓNICA DE ORIOL
Por Pedro Taracena
En principio te felicito por tu
sinceridad, valentía y atrevimiento para dar rienda suelta a vuestra lengua viperina. Sí, tú y tus secuaces habéis silenciado, que no reprimido, vuestros más bajos instintos. Envueltos en la bandera de
la hipocresía, con gobiernos socialistas y en épocas donde os llenabais muy
bien la buchaca, habéis mantenido el
cinismo de no pronunciar frases políticamente incorrectas. Ahora tú y los voceros
de la patronal, bajo el paraguas de los franquistas que están en el poder,
habéis abierto la veda sin tapujos para jalear y aplaudir la reforma laboral,
que el Gobierno ha puesto en vuestras manos para masacrar al trabajador. De
forma legal, no con una democrática mayoría absoluta, sino con el despotismo y la tiranía de un poder
absolutista, pero inmoral e injusta y
por supuesto contaría
a los derechos consagrados en la Constitución española. Tú y los que piensan como tú sois los
esbirros del Gobierno. Tomáis parte de una podrida y nefasta coalición en contra del
más débil:
franquistas, caciques, empresarios negreros, banqueros usureros y con la
bendición maldita de
los obispos.
Después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, la
Constitución de la República de 1931 y la Constitución Española de 1978, tu discurso es abyecto y
humillante para los españoles. Y tu perfil como mujer que preside una institución ha dejado, si
lo fue alguna de vez, de ser honorable. Tus proclamas y arengas contra los
trabajadores y especialmente contra las mujeres son depreciables. Tu
perfil sobra en la Europa del siglo XXI.
No nos engañas, lideresa trasnochada, ni tú ni el Gobierno con sus timoratas voces, calificando
tu despreciable insulto como producto del infortunio, limpiáis la afrenta
hecha a las trabajadores y trabajadores de España. De la misma forma que tú sobras como representante
de los empresarios, todos los empresarios que piensan como tú, están lejos de dar
una respuesta ética a la crisis económica. Personalmente,
me siento ofendido con tus insultos. Aunque de forma elegante podría insultarte, tengo
más vergüenza que
tú y no lo haré. Lo
único que se me ocurre
es denunciarte ante la opinión pública, porque representas a los caciques y explotadores que añoran la
esclavitud. Tu lema es: “La explotación del hombre por el hombre”.
Mónica de Oriol, excelsa dama del honorable círculo de los empresarios...
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