Por Pedro Taracena
Este programa de entrevistas con la
participación de periodistas
ajenos a la cadena y capitaneados por Ana Pastor, es un prototipo de periodismo
transbordado de los medios de prensa y radio privados al plató público. La
televisión pública aunque
pretende ser plural y la voz de la calle, no consigue ambos objetivos. La
presentadora se jacta de formular las preguntas con los contenidos del
ciudadano, aunque siempre se soporta como todo entrevistador de las muletillas: “se dice”, “se comenta”, “los
observadores”, “los analistas”, “la gente…” Los invitados suelen ser tres
periodistas, con excepción de algún profesor universitario, que proceden de los medios
de comunicación, que a su vez
son polea de transmisión no explícita de los partidos políticos. Esta estructura en nada se distingue de la
pluralidad política exclusiva
formada por los grandes partidos. De
este modo el ente público mutila de forma
manifiesta la opinión ajena a las siglas de los partidos y a los
titulares de los periódicos. Es fácil de comprender las consecuencias de este círculo vicioso. Como resultado una información pobre y excesivamente politizada, encorsetado en la
disciplina de cada medio y ausente de autocrítica de los
propios periodistas. El espectro social que debiera alojarse en la televisión con vocación pública debe ser más sensiblemente más amplio. Porque España no se puede reducir al grupo
Prisa, El Mundo, ABC, Público, 20 Minutos
y poco más. Televisión Española debe romper este paradigma y hacer un programa público con portavoces de la problemática del pueblo. La televisión pública no debe dar
publicidad a los subtítulos de
procedencia de los periodistas invitados. Los intereses de estos periodistas no
defienden los objetivos del medio público. Sobre los
invitados para ser entrevistados nada hay que señalar, pero los interrogantes más efectivos,
realistas incluida la inédita autocrítica, no se han
estrenado en este plató. Es un
periodismo sin creatividad, parcial y tedioso. La imaginación de su creador debería volar hacia áreas del
periodismo que están ávidas de innovación. Periodistas
preparados verdaderamente independientes. Personas que aporten al programa la
problemática real de la calle. La propia juventud. El
mundo del trabajo. Los pequeños, medianos y
grandes empresarios. La educación. La sanidad. La
dependencia. Los nuevos movimientos populares. Que fueran los protagonistas de
la vida los que interpelaran al entrevistado. Ni la conductora del programa y
mucho menos los periodistas invitados no pueden seguir arrogándose la exclusiva de ser los únicos interlocutores de la problemática de la actualidad española en todas sus facetas. Huyendo del partidismo,
lejos de conseguir la pluralidad, han caído en la
complicidad con las líneas editoriales
de los medios comerciales. Es un fraude intolerable. Es aburrido y poco eficaz
escuchar a estos periodistas conociendo por adelantado las tesis que cada día defienden y siempre las mismas, y sobre todo cuando
entran en polémica entre ellos, aportando escaso conocimiento de las materias y
sin salirse del guion establecido. Y todo ello pagado por el dinero público y con el paro que hay en nuestro país.
Publicado el 24 de noviembre de 2014
ANA PASTOR EL OBJETIVO
Por Pedro Taracena
Aunque, presuntamente, en Ana Pastor no
estaba la intención de unirse al
linchamiento nacional contra PODEMOS, la entrevista realizada a Pablo Iglesias
líder del nuevo partido, lo ha conseguido con creces. Los
tertulianos de La Casta, han respaldado la persecución descalificatoria de la responsable de El Objetivo
de La Sexta. La sagaz periodista lejos de ejercer un periodismo crítico y pedagógico, sometió in misericorde al entrevistado a un
examen de una serie de asignaturas, con más de un año de avance a la
fecha de comparecencia. Lejos de permitir que Pablo Iglesias aprovechara la
oportunidad de explicar su programa, Ana Pastor cayó en todos los tópicos utilizados por los políticos de La Casta para restarle credibilidad y sin nombrarlo acusarle
de populista y de demagogo. Esta periodista nos tiene acostumbrados a mantener
la arrogancia de que interroga y entrevista en nombre de la calle y pocas veces
formula una pregunta que sea de elaboración propia. A lo largo de la semana posterior al encuentro con el líder de PODEMOS, ha dejado todo un campo abonado para
el resto de los tertulianos carroñeros en pos de la cizaña sembrada. El
periodismo de Ana Pastor es un periodismo ramplón y cicatero. No obstante me tranquiliza que fuera Jordi Évole quien mostrara su disconformidad con el
inexplicable e injustificable tono duro de las interpelaciones. Más que una entrevista la estructura que utilizó fue un interrogatorio. El Objetivo desmerece la línea de la Sexta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario