Isidoro Gracia
Exdiputado
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El nuevo informe de Intermon Oxfan
demuestra que la crisis es cosa de pobres.
EL MURO
Pedro Taracena
El informe llega más lejos que del
Centro de Estudios del FMI de 2010, que concluyó que una de las causas
más importantes de la actual crisis es el crecimiento de las
desigualdades sociales.
Yo creo que los ciudadanos conscientes
debemos también sacar nuestras propias conclusiones y, si no estamos de
acuerdo, actuar para corregir el rumbo. En esto la historia nos
muestra como sistemas de civilizaciones aparentemente inamovibles y perdurables
colapsaron, estando presente siempre como una de las causas detonantes la
desigualdad.
Los actuales sistemas democráticos y
representativos, al menos aparentemente, devienen del colapso de los
absolutismos instaurados por “la Gracia de Dios”, que la revolución francesa se
encargó de superar, y los otros absolutismos que sustituyeron la religión teísta por la del
Partido Único.
Tomando como referencia la misma
que tomaron en su día los defensores de los gobiernos representativos,
frente a los que propugnaban el ejercicio del poder por élites, fueran estas de
nacimiento, de coreligionarios, o de sabios: “La multitud que no se reduce a
unidad es confusión; la unidad que no depende de la multitud es tiranía” (Pascal)
Cuando se ha llegado a un punto que
según el informe "la desigualdad extrema corrompe la política, frena el
crecimiento y reduce la movilidad social, fomenta la delincuencia e incluso los
conflictos violentos. Desaprovecha el talento y el potencial de las personas y
debilita los cimientos de la sociedad", parece que la civilización occidental
vuelve a estar en situación de tiranía. Se ha sustituido al Dios o al
Partido omnipotentes por el Dios Mercado y la Desregulación, pero lo cierto
es que la concentración de riqueza es extrema y el poder está en manos de
élites muy minoritarias para las que trabajan gobiernos y
organismos, mediante la compra del poder político, consiguiendo de esa forma
que "muchas de las personas más ricas amasaran
sus fortunas gracias a las concesiones gubernamentales exclusivas y la
privatización inherentes al fundamentalismo de mercado". Agua,
energía, salud, educación, son campos donde buscar ejemplos muy
próximos, en especial en España y Europa.
En la memoria de la mayoría, que no de
todos desgraciadamente, está como se resolvieron esas situaciones de
tiranía: en todos los casos con la rebelión de la ciudadanía transformada en
masa. En algún caso en ámbitos del conjunto del imperio, en otros de estados
e incluso de tribu, disfrazada de nación. Esperemos que hayamos aprendido
de la historia y afrontemos el legítimo combate a la tiranía mediante fórmulas
“civilizadas” (de sociedad civil). Por ejemplo, recoger como delito cualquier
relación con paraísos fiscales (es absolutamente improbable que no se
utilicen para la evasión fiscal), la penalización con tasas de
los movimientos financieros especulativos (es absolutamente seguro que esos
movimientos no tienen como objetivo la creación de empleo o
riqueza para el conjunto de la sociedad), la recuperación del control público y directo
de la administración de los servicios básicos como el agua,
la producción de energía, la sanidad, la educación obligatoria y
la protección social, expropiando si es necesario, son temas que pueden abordar
desde el derecho nacional e internacional. Para muchos empieza a ser evidente
que esta crisis es el preludio del fin sistema que ya nos oprime a una inmensa
mayoría. Que la salida de la situación sea un nuevo contrato social
negociado por los dirigentes políticos, o fruto del asalto al
poder, tal y como se empieza a propugnar por fuerzas emergentes, por
masas más o menos organizadas, es solo cuestión de tiempo y
oportunidad. El resultado, de una sociedad estable con ciudadanos
razonablemente contentos con su grado de bienestar, si el proceso se hace
repartiendo beneficios y poder, o inestable y violenta, si se obliga
al mero asalto a los, solo teóricos, derechos adquiridos de esos pocos,
pero aún demasiados, milmillonarios y sus adjuntos, también es cuestión de un mero
ejercicio de inteligencia.
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