Isidoro Gracia
Exdiputado
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El
año
electoral confunde a muchos analistas, como la noche confundía a
algún noctámbulo. En su esfuerzo por forzar la realidad del voto
al diseño, elaborado en la sombra, por sus pagadores, sesudos
analistas políticos interpretan lo que los datos no acreditan.
A la cocina a la carta de encuestas y
sondeos, tan numerosos como dispares en los resultados publicados, se está sumando, con
entusiasmo, la interpretación de los más simples gestos
y el anuncio de propuestas nada interpretables, para arrimar el ascua a la
sardina del mentor del analista, político, mediático y sobre todo
económico. El espectáculo, para el mismo hecho o declaración, es muy
previsible en función del grupo propietario del medio de comunicación en el que el
analista se gana los garbanzos.
Empecemos por el principio, la historia
del desarrollo y resultados de las últimas Elecciones Europeas, se
ajustaron a lo deseado por los que, siendo principales responsables de la
crisis, siguieron administrado la forma de pagar la factura, en consecuencia la
factura la pagamos los ciudadanos de a pie, con cargo al bienestar de la mayoría. Así pues resulta muy
explicable, tanto el nerviosismo referido a que el voto democrático derive en
que, en algún país se haga viables otras fórmulas, diferentes a la de
conservadores más socialdemócratas descafeinados, como al
temor provocado por actores principales que no se atienen al guión, por lo que se
les intentará restar fuerza, incluso inventando tensiones o conflictos
inexistentes.
Vamos ahora a nuestra nación, con la
siguientes elecciones previstas: municipales, autonómicas simultáneas varias, Cataluña y Generales a
las que, repentinamente, se suma Andalucía, en la que ha funcionado una fórmula de
izquierdas, con resultados cuando menos aceptables, y algo mejores para los
desfavorecidos, en comparación con los obtenidos por los recortes de
otras fórmulas conservadoras (en Davos incluso la presidenta del FMI ha
reconocido excesos en algún terreno en el caso español), tal cúmulo de frentes a
analizar debe estar en la base de la confusión de los analistas.
La aceptación implícita, por la
presidenta andaluza, de un adelanto electoral, se ha interpretado como la
preparación de su asalto a la Presidencia del Gobierno del conjunto España y en
consecuencia un desafío al Secretario General, que ella misma promovió. Los agudos
observadores pasan por alto, que el mismo día anunció la llegada de su
primer hijo para las fechas de las Elecciones Generales. A mí se me hace difícil entender como
compaginaría estar de parto y en campaña simultáneamente. Además, quizá sea posible que
crea que el adelanto solo en clave andaluza sea bueno para Andalucía, hipótesis que al
parecer de los expertos no debe analizarse.
Sin grandes esfuerzos en el análisis, yo veo que
las elecciones andaluzas adelantadas a marzo pueden tener las siguientes
consecuencias políticas: A) Propiciar la primera derrota seria del
partido con el que se debilitan las opciones de gobierno basadas en la fórmula PSOE + IU.
B) Ganar a su principal adversario (PP) aprovechando la escasa relevancia de un
candidato que aún no ha conectado con el electorado andaluz. C)
Permitir que su actual socio de gobierno no continúe deteriorándose,
manteniendo escaños suficientes que permitan mantener la opción de la actual fórmula del
gobierno andaluz. D) Posible impulso a los resultados de sus correligionarios
en los siguientes procesos electorales, incluido los del que las primarias
elijan como candidato para las Generales.
Ampliemos el ámbito del análisis a la U.E.,
aún cuando sea solo como simples posibilidades remotas. Si
sumamos el efecto de una posible fórmula progresista en el gobierno
de Andalucía, que impulse una fórmula similar en España, a la que
aparece como difícilmente evitable en Grecia, el mantenimiento de la
socialdemocracia en Francia y una evolución en la misma dirección del confuso
mapa político en Italia, ¿Qué ocurre con la inevitabilidad de las soluciones
Juncker y Merkel?: que se demuestran evitables.
Las cosas claras, si se quieren mantener
algunas de las principales repercusiones de los recortes económicos y sociales
propiciados por los que han administrado la crisis, es imprescindible que las fórmulas de
gobierno tengan, en todos los niveles, una presencia conservadora. Si esta es
la opción que apoyan los grupos mediáticos en que se publican sondeos y
análisis políticos, las opiniones sobre los partidos y candidatos
que pueden dar al traste con ese discurso, deben pasarse por el filtro del
riesgo que suponen para el proyecto ya elegido por los accionistas del medio.
Lejos de criticar y mucho menos corregir el impecable análisis que sobre el tema de las encuestas y sondeos hace Isidoro Gracia, me atrevo a incluir en la "cocina" de los analistas, la variable de PODEMOS.
ResponderEliminarPor otro lado hay que tener en cuenta la aversión histórica que el PSOE tiene a la composición de Izquierda Unida; creyéndose el partido de Pedro Sánchez que posee los valores genuinos y exclusivos de la izquierda. Es verdad el ataque frontal que los líderes del PSOE, han dispensado a PODEMOS, con descalificaciones como demagogia y populismo. Añadiendo que el socialismo español se ha dado por aludido cuando se le identificaba, también, con La Casta. Obviar estos elementos, cuando los medios han sido, también, identificados con La Casta, es de esperar que sin esos ingredientes no se puedan cocinar unos resultados más creíbles.