Foto: Pedro Taracena Gil
Isidoro Gracia
Exdiputado
Exdiputado
Para entender algo del alud de encuestas y sondeos es
necesario algún conocimiento básico
En el inicio de este año electoral todas las semanas aparecen
lo que pomposamente se califica de encuestas, lo cierto es que apenas pasan de
sondeos en los que abunda la “cocina”.
Las diferencias entre estos dos métodos están relacionadas
con su longitud y el tipo de respuestas que los consultados pueden dar. Las
encuestas son largas con múltiples preguntas, y posibles respuestas a
iniciativa del encuestado. Los sondeos son cuestionarios cortos, a menudo con
una sola pregunta. Una encuesta o un sondeo científico bien realizado pueden
proporcionar una visión fiable de la opinión de mucha gente, no solo de los que
fueron entrevistados.
Para que la consulta se pueda calificar de científica la
muestra debe ser suficientemente amplia (este requisito se incumple por la
práctica totalidad de lo publicado hasta ahora) y la elección de los
consultados debe componerse de una mezcla adecuada de una elección muy dirigida
de los colectivos y muy aleatoria en los individuos a consultar.
Sin embargo, el límite de contar con respuestas de opción
múltiple, como suelen ser las consultas electorales, significa que encuestas y
sondeos suelen tener poca profundidad y pueden pasar por alto muchas de las
sutilezas que existen en la población objetivo. En el momento de la interpretación
de los datos, para que sean lo más objetivos posibles y próximos a la foto del
momento, es imprescindible detectar esas sutilezas y para ello la historia de
las elecciones anteriores es la única película fiable (lo que también es un
requisito incumplido general y reiteradamente por lo publicado hasta la fecha)
Un dato que debería figurar, junto a la ficha técnica, es el
de los resultados directos, sabiendo que estos demandan inexcusablemente la
cocina del experto para que sirvan de análisis de la realidad y aproximarse al
resultado de las elecciones. Esto suele ser evitado en muchos de los medios,
por una razón muy obvia que el lector saque sus propias conclusiones.
La abundancia de estudios, sondeos y encuestas hasta el día
de hoy sobre próximas elecciones ofrece un par de conclusiones realistas y poco
más y siempre referenciado exclusivamente a unas posibles elecciones generales.
Casi todo lo publicado está más dirigido a empujar en la dirección que
propicia, o apoya, el medio que lo publica, que al análisis de lo
que realmente opinan los ciudadanos.
Foto: Pedro Taracena Gil
Sin pasar por experto sociológico, pero con alguna
experiencia en ese campo, para mí hay algunas conclusiones claras:
- En contra de lo que la mayor parte de los titulares
mediáticos sostienen, PSOE Y PP mantienen un espacio propio, más consolidado
cuanto más claramente se diferencian sus propuestas específicas a temas
concretos, espacios que la ambigüedad de un recién llegado puede arañar solo
superficialmente. El motor del enfado no es suficientemente potente para
producir el vuelco que se vende como inevitable, la historia democrática solo
recoge algo similar cuando las fuerzas dominantes en cada espacio se
han suicidado, caso de UCD en España o del PASOK en Grecia.
- Lo los sondeos indican, valorados en su conjunto y no por
separado, es que el electorado pasa por un estado de confusión
superlativo, confusión que creo que está siendo alimentada desde importantes
grupos de presión económicos y mediáticos, así como por el propio gobierno y su
partido. Solo cuando el grado de confusión es suficiente pueden prosperar, en
aras de la siempre deseada estabilidad institucional, las soluciones
como la dada en la U.E.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDespués de editar este explicito artículo y una vez meditado sobre su contenido, me atrevo a añadir una tercera consideración:
ResponderEliminarDespués de la aparente hegemonía que mantienen PSOE y PP y el estado de confusión de la sociedad, yo apuntaría a una situación nueva y demasiada pervertida. Los dos grandes partidos se han contaminado en el aspecto económico y ninguno de los dos dan respuesta a las clases medias. La corrupción generalizada ha dejado un vacío de ética y moral difícil de rehacer. Y por último la protesta del 15-M arranca de las bases populares y va subiendo por estratos llamados mareas. Son demasiados los crímenes legales que se han cometido en nombre de los compromisos contraídos con los mercados.