LAS MENTIRAS, FALSEDADES Y CALUMNIAS DE ALBERT RIVERA
Vicenç Navarro
Autor del libro ‘Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante’. Anagrama. 2015
Los fundadores de Ciudadanos son bien conocidos en Catalunya. La mayoría
proceden de las filas del PP, y su surgimiento está directamente relacionado
con el descenso del PP en Catalunya, el cual es hoy un partido residual. El PP
tiene poco poder y presencia municipal, comarcal o en el parlamento catalán. La
derecha dominante en Catalunya fue el pujolismo, estructurado alrededor de una
coalición entre un partido liberal (en términos económicos, neoliberal),
Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), y un partido cristianodemócrata,
Unió Democràtica de Catalunya (UDC), coalición conocida como CiU. Tal alianza
ha estado marcada por la corrupción identificada con el pujolismo, corrupción
que era conocida, pero que fue ocultada por los medios de información de
Catalunya durante muchos años (presentando la falsa imagen del oasis catalán) y
que al conocerse ha contribuido muy notablemente a la desaparición de UDC y al
descenso electoral de CDC, forzándoles a refundarse mediante una campaña de
marketing.
Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 9 de junio de 2016.
Este artículo ofrece una
respuesta a las mentiras y falsedades que el establishment político
(incluyendo la dirección del PSOE) y mediático (incluyendo El País,
entre otros) están promoviendo en contra de la coalición Unidos Podemos.
He escrito extensamente que la transición de la dictadura a la democracia en España no fue nada modélica, pues el equilibrio de fuerzas entre las derechas (que controlaban los aparatos del Estado y los grandes medios de información) y las izquierdas (que habían liderado a las fuerzas democráticas), que acababan de salir de la clandestinidad, era tan desigual que era prácticamente imposible que el producto de tal proceso fuera equilibrado y modélico. De ahí que las instituciones democráticas continuaron estando altamente influenciadas por las fuerzas conservadoras, próximas a los intereses financieros y económicos que dominaban la vida económica, política y mediática del país (ver mi libro Bienestar insuficiente, democracia incompleta. Sobre lo que no se habla en nuestro país. Anagrama, 2002).
Como consecuencia de ello, la democracia española se ha caracterizado por su escasa calidad, y como indicador de ello, la diversidad ideológica de los mayores medios de información ha sido siempre muy limitada en España. Todavía hoy, no hay un mayor medio de información que pudiera considerarse de izquierdas. Lo más próximo que hubo tiempo atrás fueron los rotativos de centro, como El País, que cuando estuvo dirigido por Joaquín Estefanía estuvo abierto a colaboradores de izquierdas. Pero tal abertura desapareció, transformándose en un rotativo de derechas bajo la dirección del actual director Antonio Caño, profundamente conservador. Su reportaje sobre Podemos carece de cualquier sentido de balance o equilibrio, destacando por su hostilidad y agresividad. Un tanto igual ocurre con la Radio Televisión Española (RTVE), que se ha ido derechizando más y más. Hay una diferencia notable entre la RTVE en la época de Iñaki Gabilondo, y la de ahora de Alfonso Nasarre, director de Radio Nacional de España (RNE). La discusión sobre Podemos en la tertulia de RNE de hoy, 8 de junio, era mucho peor que la discusión que había tenido lugar en la cadena de ultraderecha estadounidense Fox el día anterior sobre Bernie Sanders, el candidato socialista en las primarias del Partido Demócrata de aquel país.
Todos ellos mienten a sabiendas, sin el más mínimo reparo en su comportamiento
Veamos los datos. Todos los medios,
liderados por El País, han reproducido extensamente las declaraciones
del vice coordinador del Comité Electoral del PSOE, Óscar López, en las
que acusaba a Unidos Podemos de querer nacionalizar toda la banca,
señalando esta medida como ejemplo del extremismo de tal partido, algo
impropio de la socialdemocracia, acusación que se ha repetido muchísimas
veces en artículos y tertulias a lo largo del territorio español, sin
nunca dar la oportunidad de ser respondida, mostrando la falsedad de tal
acusación y tal presunción.
Miremos en primer lugar lo que dice el
programa de Unidos Podemos sobre la banca. En la sección sobre la banca
se dice lo siguiente: “En esta nueva política industrial cobran un mayor
peso los instrumentos financieros públicos para crear sinergias entre
las capacidades innovadoras y financieras del sector privado y del
sector público. Con el fin de que España cuente también con una
importante red de banca pública para llevar a cabo estas políticas, el
Gobierno renegociará los términos del Memorando de entendimiento firmado
con la UE para poner en marcha una potente y eficaz banca pública a
partir de las entidades ya nacionalizadas Bankia y Banco Mare Nostrum,
que no serán reprivatizadas, y del ICO”.
Puede verse que lo que Unidos Podemos
está proponiendo es que los bancos que se han rescatado con dinero
público (bancos que habían colapsado por la incompetencia, cuando no
corrupción, de su gestión privada) se mantengan en el sector público
para desarrollar una función pública proveyendo crédito a las familias y
a las empresas (sobre todo pequeñas y medianas empresas) que lo
necesiten. Esta propuesta es opuesta a la del PSOE, que pretende
privatizar de nuevo tales bancos, poniéndolos otra vez en manos de
banqueros y accionistas que consideraran su objetivo principal el
optimizar sus intereses, es decir, sus beneficios, a costa de los
intereses de la ciudadanía, medida que va precisamente en contra del
principio socialista de anteponer el bien común sobre el beneficio
privado. Es un indicador más del abandono del proyecto socialista por
parte del PSOE que critique ahora a Unidos Podemos por hacer lo que la
socialdemocracia hizo siempre. Es un indicador más de la renuncia del
PSOE al ideario socialista.
Las propuestas que hace Unidos Podemos, que ahora ridiculiza el PSOE, las llevaron a cabo partidos socialistas cuando gobernaron
Otra propuesta que hace Unidos Podemos
es utilizar el ICO, el Instituto de Crédito Oficial, como institución
bancaria pública que expandiría sus responsabilidades crediticias,
propuesta muy necesaria que ya hicimos el Profesor Juan Torres y yo
cuando apuntamos las líneas generales de un programa económico
progresista, que Podemos hizo suyo. De nuevo, es importante señalar que
cuando hicimos tal propuesta, el economista del PSOE y también gurú
mediático de El País (y de La Sexta), el Sr. José Carlos Díez, la
ridiculizó, ignorando que lo que estábamos proponiendo era una práctica
común en muchos países de Europa, incluidos países de tradición
socialdemócrata, como son Noruega, Suecia y Dinamarca. En realidad,
España es uno de los países con uno de los sectores bancarios público
más pequeños, siendo ello causa de que exista en España una hipertrofia
del sector bancario privado (tres veces mayor que en EEUU, en términos
proporcionales).
Este intento de ridiculizar una medida
tradicionalmente socialdemócrata es un indicador más de la renuncia del
PSOE a sus principios socialdemócratas, renuncia que es constante en su
discurso y práctica política. Léanse los textos del director del equipo
económico del Sr. Pedro Sánchez, el Sr. Jordi Sevilla. En su libro De
nuevo socialismo, Jordi Sevilla, que se define explícitamente y sin
tapujos como liberal, utiliza frases como “¿Quién a estas alturas quiere
aumentar el gasto público?” y “¿Alguien puede defender a estas alturas
del siglo que un programa socialdemócrata debe estar a favor de más
impuestos y más gasto público e introducir rigideces normativas en la
economía?”, dicho y escrito en el país que tiene uno de los gastos
públicos (incluyendo el gasto público social, que financia los servicios
públicos del Estado del Bienestar como sanidad, educación, escuelas de
infancia, servicios domiciliarios, servicios sociales, vivienda social,
entre otros) más bajos de la UE-15 (el grupo de países de semejante
nivel de desarrollo al de España). Siguiendo esta mentalidad, Jordi
Sevilla fue el inspirador del famoso dicho del presidente Zapatero de
que “bajar impuestos es de izquierdas”, creando un agujero en el
presupuesto del Estado de nada menos que de 27.000 millones de euros.
Los recortes de gasto público que inició el presidente Zapatero fueron
precisamente para reducir el déficit público que tal recorte de
impuestos había generado en las cuentas públicas. Ni que decir tiene que
estos recortes debilitaron enormemente al ya insuficientemente
financiado Estado del Bienestar español. A la luz de estos datos, hay
que añadir a las preguntas que se hacía el Sr. Sevilla la más
importante, que no cita: “¿Quién a estas alturas estaba renunciando al
proyecto socialista en democracia, es decir, al proyecto
socialdemócrata?”. Pero crean que la dirección del PSOE nunca se hará
esta pregunta. La falta de autocrítica de la dirección de este partido y
la continuación de sus políticas neoliberales tiene poco que ver con
tal proyecto político.
El miedo al comunismo: otra movilización en contra de Unidos Podemos
Donde las tertulias y artículos alcanzan
un nivel casi histérico es al anunciar la implantación de “la dictadura
del proletariado” que tendría lugar en el caso de que gane Unidos
Podemos. En este punto, me temo que más que ante una mentira, estamos
ante una enorme ignorancia debido al enorme conservadurismo en la
enseñanza, sobre todo privada, gestionada por la Iglesia, donde gran
número de tertulianos parecen haberse educado. El desconocimiento en
España de los escritos de Marx, con la constante confusión entre lo que
es marxismo, lo que es socialismo y lo que es comunismo, es enorme,
incluso, por cierto, en los centros universitarios.
Como indiqué en otro artículo reciente
(“Contestación a Susana Díaz: ¿qué es la socialdemocracia?”, Público,
08.06.15), el PSOE tiene en sus escritos oficiales el reconocimiento de
la utilidad del marxismo como instrumento intelectual, crítico con el
capitalismo. Y como subrayé en aquel artículo, las dos tradiciones
basadas en el marxismo, tanto la socialdemocracia como el comunismo,
tenían históricamente el mismo objetivo: alcanzar la sociedad
socialista. Eran los medios para alcanzar tal objetivo lo que
diferenciaban las dos sensibilidades. En los países capitalistas
desarrollados, la vía revolucionaria no ha sido considerada posible,
siendo la vía democrática la seguida no solo por los partidos
socialdemócratas sino también por los partidos comunistas. Y cuando los
partidos comunistas han gobernado, y lo han hecho, por lo general, en
coalición con los partidos socialdemócratas, sus políticas han sido
típicamente socialdemócratas. En realidad, en Italia, las regiones mejor
gobernadas, con mejor desarrollo de las políticas públicas de
sensibilidad socialdemócrata, fueron las gobernadas por el Partido
Comunista Italiano, el mayor partido de prácticas socialdemócratas en
Europa, después del SPD alemán. En realidad, lo mismo está pasando en
gran número de países subdesarrollados. En la India, por ejemplo, el
Estado que ha alcanzado mayores logros socialistas en democracia ha sido
el gobernado por el Partido Comunista. Esta amplia experiencia, bien
conocida a nivel internacional (y desconocida, ignorada y ocultada en
España), muestra que la diferencia en la aplicación de políticas
públicas entre partidos de distintas tradiciones socialistas ha ido
desapareciendo.
En Europa, sin embargo, la característica más preocupante ha sido el creciente abandono de la socialdemocracia por parte de los partidos socialdemócratas, al incorporar estos partidos elementos muy importantes del neoliberalismo. La Tercera Vía, liderada por Blair y seguida también por Schröder en Alemania, por Zapatero en España y por Hollande en Francia, ha ido abandonando la socialdemocracia, convirtiendo a sus respectivos partidos en partidos socioliberales en los que dominan las políticas públicas neoliberales (véase mi libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante. Anagrama, 2015). En realidad, algunos de los responsables de imponer tales políticas neoliberales en el establishment europeo han sido y continúan siendo personas pertenecientes a partidos socialdemócratas. Ahí está la causa de su deterioro electoral.
El por qué del abandono de la socialdemocracia por parte de los partidos socialdemócratas
Este abandono está documentado, y
algunos personajes del PSOE así lo han reconocido (en privado). Los
argumentos que se han dado por parte de intelectuales de tal partido
para explicar su descenso electoral no son creíbles. Uno es que la
globalización o el establecimiento del euro (o cualquier elemento
externo) no permiten llevar a cabo el proyecto socialdemócrata. Pero el
hecho de que Zapatero congelara las pensiones para obtener 1.200
millones de euros para cubrir el déficit, en lugar de mantener el
impuesto de patrimonio (con lo cual hubiera conseguido más dinero), no
puede atribuirse a ningún factor externo. En realidad, todos los
recortes podrían haberse reducido y disminuido mediante un gravamen de
las rentas del capital al mismo nivel que las rentas del trabajo,
propuesta que ha estado en la oferta electoral del PSOE en varias
ocasiones, sin que ello se aplicara nunca. Hoy las rentas del capital
(como porcentaje de todas las rentas) son las más altas de los últimos
treinta años, a costa de que las rentas del trabajo sean las más bajas.
Ni que decir tiene que el establecimiento de la Eurozona bajo el dominio
del establishment neoliberal que controla la gobernanza del euro
dificulta y obstaculiza la aplicación de políticas socialdemócratas de
carácter redistributivo y de expansión de la protección social. Pero
como ha mostrado la coalición de izquierdas del gobierno portugués, se
pueden revertir las políticas de recortes que han causado tanto daño, si
hay voluntad política.
Otro argumento utilizado por
intelectuales afines al PSOE es que la clase trabajadora, la base
electoral de la socialdemocracia, está desapareciendo, y por lo tanto el
voto socialdemócrata también está bajando. Pero no hay ninguna
evidencia que apoye esta tesis. En realidad, la clase trabajadora
existe, y en algunos países vota a la ultraderecha (decepcionada y
enfadada con los partidos que renunciaron a la socialdemocracia), y en
otros como en España vota a Podemos, y ahora votará a Unidos Podemos. De
ahí surge el pánico del establishment político-mediático. El abandono
de la socialdemocracia por parte de los partidos socioliberales se debe
predominantemente al dominio de los aparatos de tales partidos por parte
de profesionales (consecuencia de la profesionalización de la
política), la mayoría de clase media de renta alta (la clase
profesional) que hacen de la política su profesión y su modus vivendi,
desarrollando unos intereses corporativos que dan pie a estas
complicidades entre tales aparatos y los grupos financieros y económicos
que dominan la vida económica, política y mediática del país. Este
maridaje los aleja de la clase trabajadora y otros componentes de las
clases populares, que quedan cada vez más distantes, anteponiendo en
muchas ocasiones (como en la reforma laboral del presidente Zapatero)
los intereses de aquellos grupos sobre los del mundo del trabajo. Esta
realidad, fácilmente documentable, se da con particular intensidad en
los equipos económicos de tales partidos, tradicionalmente muy próximos
al mundo del capital. Y de ahí deriva el problema.
La nueva socialdemocracia
La nueva socialdemocracia
El aspecto más novedoso del surgimiento
de nuevas izquierdas a lo largo de todo el territorio español y la
radicalización de otras ya existentes (con la excepción del PSOE) es que
sus inicios fueron el movimiento 15-M, cuya demanda central no fue la
revolución o el socialismo, sino la democracia, señalando como el motivo
de su protesta la no existencia de esta democracia en las instituciones
representativas. El eslogan del 15-M “No nos representan” resume muy
bien dicha denuncia. Y el otro, “No hay pan para tanto chorizo” también
definió las raíces del problema de falta de democracia: el maridaje
entre los grupos económicos y financieros y el establishment político
(incluyendo el PSOE) y mediático (la gran mayoría de los medios).
Pero tal demanda exigiendo democracia
entra en conflicto con la enorme concentración de la riqueza en España y
en la mayoría de países capitalistas avanzados, puesto que poder
económico se traduce en poder político. Y es ahí donde encontramos una
clara contradicción entre las exigencias de mayor democracia, por un
lado, y la lógica de la acumulación de capital vigente en el capitalismo
de hoy por el otro. De ahí que las políticas redistributivas deban ser
esenciales en un programa que exige la democratización de este país,
puesto que las desigualdades (a cuyo crecimiento han contribuido las
políticas del PSOE) han alcanzado unos niveles inaceptables para
cualquier persona con sensibilidad democrática. La enorme hostilidad que
la coalición Unidos Podemos está recibiendo se basa precisamente en
este hecho. Los grandes centros de poder financiero y económico se
sienten amenazados por Unidos Podemos y temen perder sus privilegios. De
ahí que movilicen sus instrumentos políticos y mediáticos para intentar
destruir a dicha coalición. Y esto es lo que está pasando en este país.
Así de claro.
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