El Águila de San Juan de la Santa Cruz del Valle de los Caídos
Por Pedro Taracena Gil
El Partido Popular heredero
genuino del franquismo, no está legitimado para exigir a ETA que pida perdón a
las víctimas por los crímenes cometidos en la era democrática. Como españoles
por supuesto que sí, pero no como franquistas continuadores del pensamiento del
nacionalcatolicismo; aglutinador de lo más fanático de la religión y lo más
podrido del capitalismo. Perseguir a la izquierda abertzale por hacer apología
del terrorismo, cuando los franquistas-populares mantienen símbolos y honores
del horror de la dictadura, es un ejercicio de hipocresía histórica. El Partido
Popular Franquista descalifica a todo el
mundo abertzale por su vocación legítima de autodeterminación, y porque
expresamente no condenan los secuestros, crímenes y extorsiones de ETA. Pero
los populares herederos de Franco y Fraga, no condenan la dictadura emanada de
una guerra provocada por unos asesinos golpistas, y esto supone una inmoralidad
flagrante. Si execrables son los crímenes de ETA no le van a la zaga, los
crímenes de lesa humanidad del franquismo. Es más, la mayoría de los crímenes terroristas, han
sufrido un proceso judicial, acumulan condenas firmes y están en prisión. Sin
embargo, los crímenes del franquismo han quedado por ahora impunes, por obra y
gracia de la nefasta y fraudulenta transición. Los franquistas nunca
abandonaron el poder, solamente acometieron una operación camaleónica de
camuflaje bajo las formas y apariencias democráticas. Pero cuando el franquismo
ha llegado al Gobierno, ya sin El Caudillo que lo fue por la Gracia de Dios, han exigido a los
terroristas lo que ellos no han cumplido. Que es condenar su pasado, entregar
las armas y renunciar a la doctrina fascista; adaptándose a la Constitución
Española. Los gobiernos que de la derecha franquista han sido, no han plasmado
en una sola ley los derechos constitucionales de los españoles, más aún, han
interpuesto recursos de anticonstitucionalidad a las iniciativas de la
izquierda. La conducta de todos y cada uno de los auténticos franquistas que
integran el actual Partido Popular, es manifiestamente amoral. Es un esperpento
hispano monumental por su recalcitrante cinismo. Bajo el disfraz de la
Constitución, se oculta el maridaje Iglesia Estado y la alianza trono altar. Y
revestidos de esta infamia predican por doquiera que vayan, su buena nueva de
defensores de las víctimas del terrorismo; olvidando con mala fe a las víctimas del terrorismo oficial del general
Franco y del ministro Fraga Iribane. El sátrapa mayor mandaba asistido por la gracia
de Dios y el último de los acólitos hace las cosas como Dios manda…