lunes, 8 de octubre de 2012

EL SEXO Y EL PARTIDO POPULAR

Por Pedro Taracena Gil



Primera parte
Para comenzar es improbable que alguien sepa a ciencia cierta cuál es la ideología de la derecha española. Lo que no alberga ninguna duda es que es una fuerza política emanada del franquismo, cuya dinastía está encabezada por el mismísimo Francisco Franco. Caudillo de la dictadura que lo fue por la Gracia de Dios. Así constaba en las mondadas de la época. El digno sucesor del dictador fue Manuel Fraga, falangista y ministro estrella del gobierno de la  dictadura. Falso converso a la democracia constitucional. Encabeza la segunda  generación del neofranquismo, José María Aznar, soldado insigne de la unidad de la patria; perpetuando el nacionalcatolicismo y el nacionalsindicalismo, con la  creación una institución para pensar España. FAES, Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales. Esta escuela del pensamiento hispano nutre de ideas al tercero de los líderes que encabeza la generación de políticos que han de dar respuesta a los problemas de la España del siglo XXI. Aunque la Constitución Española vino a cerrar la ilegitimidad del franquismo y restablecer el Estado de Derecho, el Rey de España y el Partido Popular hacen causa común y no condenan a Franco y su dictadura. La condena del régimen anterior lejos de restarles legitimidad, el no hacerlo, les hace cómplices del genocidio y les resta credibilidad moral para propiciar la reconciliación de los españoles. Nuestra Carta Magna es una de las constituciones más progresistas del mundo, y está cimentada en la Declaración Universal de los derechos Humanos. Además no es confesional y determina que el Estado es laico. No obstante, el Rey de España y el Partido Popular están más obsesionados con la ruptura de España por parte de los que desean la autodeterminación, que restablecer la Memoria Histórica; quedando impunes los crímenes de la dictadura. La naturaleza de los populares no les permite condenar a quien consideran padre fundador de su ideología y digno de ser elevado a los altares. Pero el Rey no tiene un solo motivo legal, legítimo, político, constitucional y moral para negarse a condenar la dictadura. Más aún, debería reconocer la legitimidad de la República, cuya constitución estuvo refrendada por el mismo pueblo español que legitimó la corona que ciñe sus sienes. Es anacrónico que todavía vaya de la mano del PP por la historia del franquismo. La Iglesia es la otra institución que tuvo arte y parte en la dictadura, y materializa la alianza trono altar y el maridaje Iglesia Estado, que el gobierno de Rajoy pretende mantener de facto, al margen de la Constitución. Vemos cómo Rajoy gobierna al margen de los valores constituciones.



EL SEXO Y EL PARTIDO POPULAR
Segunda parte
Para el Partido Popular la libertad sexual, lejos de ser un derecho natural, fundamental y constitucional, es un pecado visto bajo el prisma de la moral católica. Son muchas las leyes que los gobiernos más progresistas han legislado, alcanzando cotas muy superiores a otros países de nuestro entorno. El PP en materia de Educación mantiene y financia la segregación por el sexo, en los colegios de la Iglesia, más concretamente del Opus Dei. Es hipócrita mantener que no hay discriminación porque la motivación sea el rendimiento escolar. Y el ministro Wert así lo defiende. Pero la moral religiosa impone la separación para evitar las posibles relaciones sexuales prematuras. Además la educación sobre la libertad sexual ha sido eliminada; suprimiendo la asignatura de la Educación para la Ciudadanía. No obstante, cuando los jóvenes lo desean mantienen relaciones sexuales y tienen para ello los anticonceptivos, y en caso de imprevisto, la píldora del día después. A pesar de estar legalizada, algunos farmacéuticos ejercen la hipócrita objeción de conciencia. El tener hijos es un derecho, no una obligación, y pueden ir por caminos diferentes la sexualidad y la procreación. En este tema, Gallardón, el protodiácono de la moral, se propone imponer a las mujeres la voluntad de los obispos. Tampoco miran con buenos ojos que tengamos una ley de divorcio con efecto rápido. Y donde las espadas están en alto es que en España solo exista un matrimonio, símbolo real de la igualdad. La legislación sobre la familia constituye un gran avance, donde se contemplan tantos tipos de familia como los sentimientos, el cariño y el amor permita. Para el PP y la Iglesia sólo las imitaciones de la Sagrada Familia, son la verdadera  y genuina familia, el resto son otra cosa. Este cinismo lo demuestra el propio  Rajoy cuando declara que su disconformidad sólo está en el nombre. Este ambiguo personaje sabe que no es un problema de denominación, es que la Iglesia lo condena. En todas las leyes donde el Gobierno está restringiendo los derechos, detrás está el sexo. Es un disparate y un esperpento, que los religiosos célibes y las vírgenes, digan cómo tienen que comportarse los laicos, que libremente se realizan sexualmente. En este peligroso terreno el PSOE ha cedido demasiado terreno. Debía de haber denunciado los acuerdos con la Santa Sede contrarios a la Constitución, y haber dejado a la Iglesia con el rango de una ONG. Los españoles no deben nada a esta institución religiosa. La iglesia fue corresponsable del genocidio de Franco y lejos de pedir perdón y renunciar a sus privilegios, están imponiendo el anacrónico nacionalcatolicismo.