viernes, 27 de abril de 2012

AMNISTÍA FISCAL PACTO ENTRE IGUALES... DE GOLFOS

¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? No voy a transcribir aquí el discurso completo de Cicerón contra Catilina, ni tampoco voy a escribir en latín el párrafo completo que, estudiábamos en el antiguo bachiller, pero sí utilizo esta frase lapidaria contra otra tiranía, el totalitarismo de nuestros días, Rajoy y sus secuaces. El Gobierno de mayoría absoluta legítimamente elegido por el pueblo, ni un sólo español jamás hubiera demandado una tiranía contra el débil, como lo está haciendo el Partido Popular, contra la sociedad actual. No obstante, la gravedad del problema radica que, con la pantalla hipócrita y farisea de las instituciones mundiales, las europeas y la imposición de  los mercados, no solamente están realizando recortes que ellos perversamente llaman "reformas", sino que están cambiando el modelo de Estado del Bienestar que los españoles nos habíamos dado en democracia. Y lo que es más grave, están desmantelando los derechos sociales que ni una de sus leyes habían sido promulgadas por sus gobiernos. El Partido Popular ha fosilizado la Constitución Española y jamás ha legislado en materia de derechos progresistas, por el contrario los ha recurrido ante el Tribunal Constitucional. Los trabajadores por cuenta ajena, donde incluyo a los periodistas que aún defiende esta barbarie, son las primeras víctimas de haber cautivado su voto, por terquedad ideológica o por fidelidad al franquismo más repugnante.

martes, 24 de abril de 2012

NECESITAMOS DIRIGENTES RESPONSABLES

Isidoro Gracia Plaza

Exdiputado

Es una definición de aceptación casi universal que: es responsable aquel que responde por sus actos, asume las consecuencias y aprende de ellas. Incluso en las reuniones de motivación, que las multinacionales utilizan para la formación de sus cuadros dirigentes, se insiste que la clave del éxito de cualquier empresa es la actitud de responsabilizarse de los resultados de nuestras acciones.

Cómo valorar pues a unos dirigentes de unos países que toman sus decisiones porque se las exigen desde países ajenos, aunque poderosos, y entes, solo aparentemente impersonales, como los mercados, con intereses contrapuestos a los de los conciudadanos que prometieron defender y que cuando afrontan los resultados de esas decisiones (más paro, más desigualdad, menos riqueza), esos se justifican en la herencia recibida de sus antecesores (España), o en la excesiva presencia de socios menesterosos (Alemania), el peso de minorías religiosas (Francia, Holanda, Austria), o las exigencias de los compromisos, adquiridos voluntariamente, con entres supranacionales (Finlandia, Italia).

Para ser los creadores de la realidad que deseamos para nosotros, nuestros conciudadanos, socios y sobre todo para nuestros sucesores, es imprescindible colocarse en una situación de poder real, que solo puede venir cuando nos responsabilizamos de lo que resulta de nuestras decisiones, mucho más si queremos pasar por líderes políticos o sociales.

La consecuencia de asumir que decisiones y resultados vienen impuestos por cuestiones completamente ajenas, e incluso absolutamente contrarias, a los compromisos adquiridos durante las campañas electorales, compromisos adquiridos voluntariamente para ganar el poder de forma democrática, es asumir que se deja al país y a los ciudadanos a merced de las circunstancias, porqué se está imposibilitado para hacer algo para superarlas, lo que resulta inadmisible en un dirigente, en Europa incluida España abundan hoy los ejemplos de líderes que no pasan de “presuntos”.

No quiero decir con ello que aquellos ante quienes tienen que rendir cuentas, esos presuntos líderes, los ciudadanos, estemos libres de culpa. La idea de asumir la responsabilidad por las consecuencias de nuestras acciones, en especial de nuestros voto, no es muy popular, actualmente es frecuente encontrar personas que se sienten más cómodas entregando su poder a otros al negarse a aceptar su responsabilidad.

Así pues necesitamos dirigentes responsables, los de hoy parecen no querer asumir ese papel, pero también necesitamos ejercer nuestra responsabilidad todos y cada uno de nosotros, y para ello no es suficiente con pedir a otros (incluidos partidos y sindicatos) que nos indiquen los caminos, sino tomar nuestras decisiones y actuar en consecuencia, asumiendo lo que de ellas se derive.



sábado, 21 de abril de 2012

CARTA ABIERTA A LOS VOTANTES DE RAJOY


En un estudio sociológico llevado a cabo por la Universidad Rey Juan Carlos, los españoles, al margen de los resultados de las elecciones propiciados por la Ley D’Hondt, se perciben como mayoritariamente de izquierdas. La Constitución y las leyes progresistas han ejercido una pedagogía sobre el pueblo español, que le ha colocado a la cabeza del mundo. Por este motivo es preciso analizar el porqué de la mayoría absoluta otorgada a un caudillaje salvador, precisamente, de signo abiertamente contrario. La amalgama de ciudadanos que el 20 de noviembre de 2011, hizo que el Partido Popular ganara las elecciones, es posible que no tomara conciencia de que la mayoría absoluta en manos de Rajoy y los suyos, se convertiría en poder absoluto de corte despótico, con merma sensible de la democracia y avalado por aseveraciones inciertas. Para mejor comprender esta muestra social es preciso clasificar a su electorado en tres colectivos: Los ideológicos, de fidelidad y adhesión incondicionales. Son los franquistas cobijados todavía bajo el manto del nacionalcatolicismo. La Iglesia, que habiendo perdido el púlpito como medio de propaganda, se aferra a la enseñanza privada como baza irrenunciable. El segundo grupo que apoya con pasión al caudillo Rajoy es el capital. La economía donde la derecha es genuina. Es el sector que no cree en absoluto en el Estado del Bienestar, más aún, preconizan que el Estado lejos de regular la vida económica en virtud de la justicia, se reduzca a un mero personaje simbólico. Apoyan al Gobierno de derechas con tintes nada disimulados de franquismo y nacionalcatolicismo, el empresariado, la banca usurera, los mercados especuladores, los defraudadores de Hacienda, así como los aprovechados de la economía sumergida. Y como tercer colectivo tenemos que considerar aquella clase media que se siente de derechas pero asumiendo como valores de la derecha, también, los logros conseguidos con el Estado de Bienestar y los derechos sociales, que antes se consideraban patrimonio exclusivo de la izquierda. Sin olvidar que una sociedad avanzada se cimenta sobre una gran clase media, basando la felicidad como fruto conseguido a través del derecho al trabajo y a la justicia social. Si el Gobierno salvador que promete que con sus recortes que él llama reformas, sacará a España de la crisis, miente o simplemente sigue al compás de Alemania; mostrando su impotencia para hacer otra política, aunque la haya. Las políticas imperantes hoy en el mundo no son alternativas de crecimiento y mucho menos de crear empleo. El dinero no está para crear riqueza, sino para la especulación. La salvación de España está en manos de los españoles. Un pacto de Estado histórico donde el capital abandonara su vocación de explotar al hombre por el hombre. Con un Gobierno que confiara más en España que en las instituciones europeas, que están en manos de los especuladores, sería el camino más adecuado. Las mentiras que hoy nos hacen creer, Rajoy y sus ministros, son las mismas mentirás que estarán en vigor, cuando después de dos años, nos anuncien que los impuestos lejos de bajar seguirán subiendo. Para entonces, el Estado del Bienestar ya será historia en España, y la herencia envenenada de Zapatero seguiría siendo la causante de todos los males que padecen los españoles. Si los socialistas franceses llegan al poder, nada será igual para el eje París-Berlín. Y el discurso de Angela Merkel, quizás, calle para siempre.

domingo, 15 de abril de 2012

LA PERSONA DEL REY ES INVIOLABLE




Nadie discute que la Constitución Española de 1978 fue el resultado del consenso entre los franquistas imperantes y los demócratas surgidos de la diáspora, el exilio y la clandestinidad interior. Pero también es constatable que el pacto constitucional consiguió, aunque no de forma explícita, colocar una mordaza para callar para siempre el genocidio franquista. La indiscutible Santa Transición ha permitido, permite y permitirá que el crimen cometido contra la República, con la aquiescencia de la Corona en la persona de Don Juan de Borbón, sea una vergüenza nacional. La Guerra Civil provocada por el golpe militar, que justificó y sigue justificando la dictadura, y la no condena del franquismo por el Rey de España y el Partido Popular, suponen una postura inmoral ante la Historia. Pero la mordaza alcanza a todas las fuerzas políticas, con excepción de las izquierdas con vocación republicana de forma explícita. Tantos las fuerzas nacionalistas, como las derechas minoritarias se apuntan a la comparsa de la Transición, como punto de partida (Ley de Punto Final tácita). Más hipócrita todavía exportando la experiencia hacia el mundo entero, como fórmula modélica para la reconciliación entre los pueblos. El cinismo lo mantienen detrás de su máscara amordazando toda reivindicación de justicia y dignidad.
Pero el comportamiento del Rey de España, delatado por un accidente sufrido en un safari en África, imposible de ocular, deja una estela mal oliente de escándalo y desprecio al pueblo. La persona del Rey de España es inviolable y no está sujeto a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en artículo 65.2. Consultados estos dos artículos en la Constitución se refieren a los aspectos legales no a su honestidad moral. El apartado dos del artículo 64 da por zanjado el asunto determinando: De los actos del Rey serán responsables las personas que lo refrendan.
Ahora el pueblo nos podemos preguntar: ¿Quién es responsable de que el Rey no tenga recortes en su dotación pecuniaria? ¿Quién es responsable de que el monarca en su asueto real pero privado no dé ejemplo de austeridad? Por la reacción del Gobierno y oficialmente el principal partido de la oposición, están demostrando que están amordazados por los males mayores que la Transición evitó que sucedieron. ¿No se dan cuenta que si no convocan al Congreso de los Diputados para que el Gobierne dé una explicación, están permitiendo conductas de una monarquía absolutista? Y sobre todo están dando argumentos morales, que no políticos, para reclamar el advenimiento de la III República. La conducta del Jefe del Estado tendría otras consecuencias si se tratara de un presidente que rinde cuentas en las urnas o antes de llegar a ellas, como ha sucedido recientemente en Alemania. Hoy por hoy, me siento más libre que nunca expresando mis negativas opiniones del Rey, que lo es de todos los españoles. Si la clase política busca y encuentra argucias y artimañas, para que el Rey salga airoso por la puerta falsa del orden constitucional, habremos dado un paso muy importante para homologar la monarquía constitucional, con las prácticas licenciosas de la clase política.
La conducta, es decir los actos observados últimamente por los miembros de la familia real, están dejando la imagen de la institución bajo mínimos y supone una afrenta al pueblo. Si estos malos ejemplos no se encauzan, cada cual a su medida y ante los organismos adecuados, algo huele a podrido en la monarquía española.