LETRAS Y SENSACIONES versión 2017


¿Poesía?


El lenguaje de la imagen y la estética de las letras
Versión PDF: LETRAS Y SENSACIONES

Pedro Taracena Gil

Prólogo


No entiendo porqué encarcelas la palabra Poesía entre interrogantes. Acaso dudas de la belleza y melodía de tus palabras, o dudas acaso del concepto de Poesía: el trino de dos pájaros enamorados, el fluir del arroyo entre las piedras, el crepitar del fuego en invierno, las tímidas apariciones del sol entre las ramas de los árboles, la precipitación de las hojas en otoño,... el rubor de una mirada cruzada, la mirada de un sentimiento, el sentimiento desvelado,... eso es Poesía. Y Poesía es... tu AMISTAD. Se puede pedir más calor, música y color en una imagen como:
"envuelto en tu añoranza saboreo las mieles,
del otoño que me regala tu primavera"
Las fotografías son un regalo para los sentidos, particularmente me gustan los claroscuros: colosal lucha entre el bien y el mal, titánico esfuerzo de las almas nobles por no sucumbir a la oscuridad total. Para mi es un halago que me dediques parte de tus sentimientos, de tu tiempo, experiencia y sensibilidad; un oasis en el desierto de la producción, el materialismo, la dejadez, el conformismo...
En un nuevo intento de salir de ese abrazo mortal de la decadencia de sentimientos, te envío una poesía, creada un domingo por la tarde después del desasosiego producido por una noticia sobre la perdición de nuestra madre tierra, que a nadie parece afectar.


...Y LA TIERRA SE ENOJÓ

Madre traicionada por sus retoños,
Genética de destrucción,
Primacía de opulencia y poder,
Canibalismo incontrolado,
Petulante ignorancia guiada al fracaso.

Y la tierra se enojó...

Tremenda explosión de la Fragua de Vulcano,
Que todo lo quema,
Que todo lo seca,
Laberinto infernal de ocres cuarteados,
Ofuscación de la vanidad humana.

Y la tierra se enojó...
Y el azul se hizo gris,
Y la esperanza, recelo

Terrible impacto del Tridente de Neptuno,
Que todo lo cubre,
Que todo lo inunda,
Torrentes de Nereidas enfurecidas,
Cicatriz abismal en la dominación humana.

Y la tierra se enojó...
Y el gris se hizo negro,
Y el recelo, terror.

Titánico aliento del Dios Eolo,
Que todo lo asola,
Que todo lo arrasa,
Catártica galerna liberada a su antojo,
Intangible ruina en la perpetuidad humana.

Y el negro se desvaneció,
Y el pánico, sosegó,

... y todo en la tierra SILENCIÓ.

Carlos de Andrés


“La loca de la casa” (Teresa de Jesús)






CONTEMPLACIÓN

El verbo se ha clausurado,
el silencio se hace salmodia
y el trino de los vencejos
interrumpe la madrugada.
Resaca de noches engolfadas
con las mieles del amado,
droga cotidiana de eunucos,
del infierno escapados...
¡Qué días preñados
de sol y luna!.
¡De muerte y vida,
embriaguez y locura!
¡Qué noches aladas,
colmadas de angélicos aquelarres!
Fiestas vividas en íntimas estancias,
preñadas de inconfesables placeres,
sufriendo en las almas,
las divinas ausencias.
Bendita incomunicación,
pórtico y flagelo de mi vida,
lecho mortuorio de mis sentidos.
No me pidas regresar
de esta locura...
Antes de nacer o antes de morir,
me atrapó.
En un principio o al final.
Siempre o nunca.
¡Déjame que me abandone
en mi afán!
Hora tras hora,
Salmo a salmo.
Quiero estar preso en la cárcel
eterna de mi libertad...

AVE EN CELO



                         Te siento como animal en celo,

que va en busca de su presa.

Tus garras penetran en mi piel,

desgarro de sangre y fuego.

Embriagado por las ansias,

tu presencia me deja inmóvil y amagado.

Esperando que mi cuerpo sea cubierto por tu sombra,

ardo en deseos de volar junto a ti,

fundirme contigo en las alturas del gozo y del placer.

Ya siento el dardo de tu pico, taladro de fuego,

sobre mis entrañas.

Tus suaves plumas me acarician,

abriendo mil volcanes en mi ser.

Quiero que seas ave depredadora de mis carnes.

Te espero al borde del cráter de mis anhelos,

para que juntos, provoquemos la erupción,

capaz de fundirnos en la lava del deseo consumado.

Una tibia lluvia nos arropa,

en el atardecer maduro de nuestro AMOR.

SALAMANCA

 





Nostalgia de rondas y amores estudiantes,

hoy he paseado tus piedras, Salamanca,

testigos de vida asceta y mística,

cobijo y nido de alondras orantes.


De Luis, el fraile, Teresa, la mística,

esta noche tus calles me hablaron.

Pétreas palabras, sus glorias me cantaron,

en salmodia melancólica oda.


Las rocas amañadas por plateros,

con arcadas formas, armónicas y sublimes,

ecos de susurros y amoríos.


La luna, entre sus sombras escondía,

la niebla plateada del pensamiento

existencial que Unamuno aún impartía.

DIFERENTE

 




Tu ausencia hace más grande,

el lugar que ocupas en mi corazón.

Por eso tu amor es igual a los demás,

pero diferente a todos.

Envuelto en tu añoranza saboreo las mieles,

 del otoño que me regala tu primavera.

Por eso tu amor es igual a los demás,

pero diferente a todos.

Fundido en tus recuerdos evoco suaves momentos,

 de nuestro presente eterno.

Por eso tu amor es igual a los demás,

pero diferente a todos.

Fantasía real o realidad efímera,

locura de mi vida o verdad de mis sueños.

Por eso tu amor es igual a los demás,

pero diferente a todos.

Tus canciones se hacen agua,

inundando como un torrente mis sentimientos.

Por eso tu amor es igual a los demás,

pero diferente a todos.

Arropado con tu desnudez cubriste mi desamor,

 y encendiste en mi cuerpo el dardo de tu pasión.

Por eso tu amor es igual a los demás,

pero diferente a todos.

Por eso te amo...

AGONÍA

 




Añoranza del pasado.

Nostalgia de lo vivido.

Melancolía de lo perdido.

Tristeza de la ausencia.

Evocación del amor.

Recuerdo de la noche vacía.

Frustración de oscuros espejismos.

Recuerdos de la aurora.

Depresión de lo inconfesable.

Sombras de blancos crespones.

Angustia del futuro.

Asfixia de la libertad.

Ahogo de los sentidos.

Claustrofobia de puertas abiertas.

Náuseas de la vida.


Soledad de siempre.


Aflicción por la pena.

Desánimo por todo.

Ansiedad por adelantar el ocaso.

EL JERGÓN DE MAÍZ

 



Colchón de lana por un lecho

de panochas de maíz,

amanecer siempre mojado.

 Evitaba pudrir las vedijas de borra,

el vegetal secaba con más premura.

Rezaba las tres avemarías

para evitar despertar, una vez más,

en el centro de un charco,

empapando mi profundo sueño.

 Las plegarias no me ayudaban

 a evitar sentirme, cada mañana,

el niño más diferente

y despreciable del mundo.

 De mi pueblo,

de mi familia, de mi madre...

El retor moreno de mis calzoncillos,

testigo de mis aterradoras miserias matutinas,

acercaba a mi adolescencia,

desolación en aquellos despertares.

Preñada de temores,

la maldita noche,

me hundía en la desolación.

La aurora despertaba mis temores,

despreciando la condición de mi sexo.

¿Porqué, cada noche, debía traspasar

 aquel túnel tan oscuro y profundo?

A dieta de agua y melón, en la vigilia,

sin jugar con  un palo candescente,

haciendo ochos y hondas al aire,

 la pesadilla se hacía patente hasta ser delatado.

 Todavía martillean aquellas palabras,

anuncio de insultos y castigos,

preludio de la negra aurora:

¡No juegues con eso que te vas a mear en la cama!

EL ESTUDIANTE ENAMORADO






La catedral sola,

llena mi alma de tu ausencia.

Ya no se funde tu imagen con el templo.

Mi boca ansía silenciar,

mis gritos en tus labios.

Te busco en las tarimas del saber,

en el mirador de los enamorados.

Pero sólo encuentro, allá a lo lejos,

la dama de nuestros sueños.

Cuanto más lloro tu nombre,

más se vacía la ciudad.

La aurora y el ocaso,

han quebrado la luz.

Las estrellas me anuncian que volverás...

Pero ¡Qué noche tan larga!

Mientras me arropo con tu desnudez,

me muero por regresarte.


EL VIGÍA DE IUNCARIA




Atalaya de pueblos y campos,
dama de oteros y colinas,
espejismo de roca,
erosión horadada por el tiempo.

Testigo fosilizado del Campillo y de Maluque,
de chopos y maizales,
eterno mirador hacia el ocaso,
sombra del amanecer,
corona de cerros, festoneados por el río.

Infanta de la Primavera, preñada de cantueso y tomillo.
anciana bajo manto invernal de carrascas y aliagas,
guardesa del barranco, solana entre sotos y terreros.

Notario de aconteceres y devenires:
De la Granja y sus eventos.
De lavanderas, pastores y labriegos.
De Mohernando aprisco de novicios,
acólitos de Don Bosco.
De Alarilla, colmillo y muela,
pueblo de ilusiones aladas,
de vuelos de destino incierto.

Silenciosa y atenta observadora de Iuncaria,
la villa de la magistral torre, tu rival.
A la diestra de tu sitial,
yace la vetusta Hita, memoria de arcipreste,
devaneos de Doña Cuaresma y Don Carnal,
cómplices de aquel Jueves Lardero iuncariense.

Sólo al lejano Ocejón, rindes honores.
anciano de plateadas cimas,
que el Sol dibuja sobre la meridional cordillera.
Tu cintura, plena de mancebos anelos,
peregrinación de la aurora,
balcón de La Campiña enamorada.

Desde tu cima, cegada por la luz,
contemplas, eterna mira,
el tropezar del agua a tus pies,
salpicados de salmodia vespertina,
anuncio del atardecer,
cenefa sin fin del horizonte.

Ebria de melodías salvajes,
trinos de jaulines y abubillas,
cigarras, brillantes sonidos de luz,
nocturno salpicado de grillos,
desafíos del crepúsculo ardiente del estío,
faro de la noche,
cobijo de la vida,
arrullo del amor.

OTOÑO

 



El fuego del amor,

efímero y fugaz,

en su huída, nos abandona

en el rescoldo del cariño.

Cuando la sensibilidad

no existe,

nos inunda la nada.

El vacío nos llena,

y el desamor atrapa nuestro corazón.

La sensibilidad aviva la belleza,

hace del amor una obra de arte.

Pero frágil, al fin...

ORTO Y OCASO






Llegaste a mi vida
como la salida del Sol,
tiempo de amanecer en mi ocaso.
Alba de mis sentidos,
claro del día,
antes de venir la luz.
Enajenación o locura,
pero más real
que cualquier fantasía.
Ruta del amor,
ánimo en la declinación,
esperanza en mi decadencia.
Crepúsculo de mi eterno amanecer...


El Big Ban de la imagen
(Poema fotográfico)



Al principio existían las tinieblas, la noche,  la negritud.
La luz irrumpió en la retina del mundo y nacieron las imágenes.
Sin la luz el imperio de la nada, se cernía sobre las alturas y profundidades abismales.
La llegada de la luz anunció la presencia del ser y su ausencia, el  no ser  de las cosas.
Blanco y negro de la percepción de la existencia.
Los colores llegaron más tarde.
Cuando la mirada se asomó a la vida, contempló la génesis de la existencia.
El Big Ban de la imagen, la magna explosión, el gran parto,  el fin de la oscura preñez.
El hombre no se conformó con ver, ansió mirar.
Y persiguió con su mirada la imagen, hasta atraparla.
Cual cazador furtivo, no cejó hasta hacerla suya.
Había que provocar su vanidad y mostrarle un espejo, como la luna refleja su luz en el lago de la noche.
Y cual abeja engolfada en la miel, fijó su figura, presa de su propia imagen.
Como un amante poseso, quiso repetir el yo de su amada como espejo roto en infinitos pedazos.
“En el azogue del espejo familiar, la imagen del niño quedará guardada para siempre en brazos de Narciso”.
Narciso enamorado de sí mismo, ansiará contemplar su figura eternamente.
En aguas cristalinas y en cuerpos opacos, traslúcidos y transparentes.
“El río en el que nadie se baña dos veces, según Heráclito, está formado por todos los espejos en los que uno se ha mirado a lo largo de la vida”.
La luz se deja acariciar, arrullar,  enamorar, cómplice de la  libertad, siempre  nos devuelve la verdad.
Los seres fecundados por la luz, nos devuelven el mundo hecho imágenes.
“Envejeciendo en los sucesivos espejos, como si se reflejara en río de azogue que nos atraviesa”.
Imágenes virtuales, tangibles a la mirada.
Albergadas en memorias no siempre humanas, pueden ser vistas y contempladas.
El Génesis de la fotografía es la historia de la creación de la imagen.
Una historia de amor, de libertad y también de trasgresión.
Ave en celo en pos de su presa.
El ser enamorado en busca de la posesión del ser amando.
El cazador que no perdona consumar su pasión.
Atrapando la luz en su cuarto oscuro para henchirla.
La fotografía es buscar la complicidad entre el Arco Iris y La Luna.
Una explosión de luz que irrumpe en un caos, plenitud de tinieblas.
La historia de la fotografía es como el río de Heráclito.
En él nadie se baña dos veces y sin embargo, la imagen permanece en el caudal de sus espejos.

Nota: Las frases entrecomilladas son de Manuel Vicent, de su trabajo Espejos.

MUERTE

 



Añoranza del futuro.

Nostalgia de lo no vivido.

Melancolía del mañana.

Tristeza de la alegría.

Evocación del desamor.

Recuerdo de mi final.

Frustración de lo venidero.

Depresión eterna.

Sombras del día.

Sonrisa de la juventud fosilizada.

Soledad de la compañía.

Aflicción del alma en pena.

Ansiedad por respirar.

Angustia eterna…


“Pongamos que hablo de un berciano…”





Las agujas de tu catedral,

penetran en el cielo de mis ilusiones.

Es el candor de su eterna inocencia,

o es profundidad de su luz abismal.

No lo sé y tampoco me importa.

Manantial inagotable de seducción,

armas que me vencen y convencen.

Su negritud mancha de blanco la nieve,

o es fuerza que me embriaga.

No lo sé y tampoco me importa.

Tus haladas vidrieras,

lanzan al cielo agresiones de belleza,

dardos de libertad,

contaminación de tu locura,

o es enajenación que me contagia.

No lo sé y tampoco me importa.



EL AMANTE LESBIANO





Me entregué a ti cual mujer,
como si de un hombre se tratara.

Embriagaste mi cuerpo
con el deseo de mis sentidos.
No supe si venías de allá arriba,
o habitabas en lo más hondo de mí.

Penetraste cual falo hambriento,
como si de una hembra se tratara.

Arropaste mi desnudez virginal,
cubriéndome con el manto de tu lujuria.

Saboreando como novicio,
las mieles prohibidas de lo místico.

Quebraste mi virginidad,
con las ansias de Príapo desbocado,
como si de un mancebo se tratara.

Con el fuego de mis carnes hambrientas,
nos abrasamos en un espasmo infinito.
Tú, me poseíste como hembra.
Yo, recibí tu recio cuerpo como macho.

Yo fui amante de Dafnis y tú de Cloe,
como si de pares se tratara.

Como eunucos escapados del cenobio,
preñados con el orgasmo de Eros,
nos engolfamos con el néctar de la pasión,
y el polen de lo impúdico.

Me entregué a ti cual hombre,
como si de un mujer se tratara.



LA TRANSGRESIÓN DEL ÉXTASIS DE SANTA TERESA

A MODO DE EPÍLOGO

El  Éxtasis de Santa Teresa es también conocido como la Transverberación de Santa Teresa. Aquí podemos observar cómo se retrata la imagen de Teresa de Ávila durante el don místico de la transverberación. La transverberación es una experiencia mística que, según la iglesia católica, ha sido descrito como un fenómeno en el cual la persona que logra una unión íntima con Dios, siente traspasado el corazón por un fuego sobrenatural.
Lorenzo Bernini representa este éxtasis místico en dicha transverberación que la colmaba de dicha y amor. Este conjunto escultórico se conserva en la iglesia de Santa María de la Victoria de Roma. Según está escrito en el Libro de la Vida que la propia Santa escribió:







TRANSCRIPCIÓN

“Vi a un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal… No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parece todos se abrasan… Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento… Los días que duraba esto andaba como embobada, no quisiera ver ni hablar, sino abrasarme con mi pena, que para mí era mayor gloria, que cuantas hayan tomado lo criado”.

Vida de Santa Teresa, cap. XXIX


Libro conservado en la biblioteca del autor de ¿Poesía?

Versión PDFde ¿Poesía?


MURAL DE CARLOS SANTIESTEBAN

Fin de la colección de poemas e imágenes:
Letras y Sensaciones





Retrato realizado por Rafael Sanz Lobato

PREMIO NACIONAL DE FOTOGRAFÍA 2011

PEDRO TARACENA GIL

Se considera amante de la escritura en prosa y un admirador de la poesía. A la hora de ponerse ante el teclado del ordenador, escribir se convierte en una necesidad imperiosa de contar lo que sucede en su entorno, ya sea a través de artículos o ensayos donde vierte sus opiniones y sus puntos de vista.

La lírica del verso es, como dirían los castizos, harina de otro costal. Cuando era adolescente se compró el libro de LOS 25000 MEJORES VERSOS DE LA LENGUA CASTELLANA que aún conserva. Allí descubrió lo que nuestros ancestros fueron capaces de escribir con sensibilidad y pasión; expresando sus emociones utilizando las palabras de nuestro propio idioma. Nos dejaron un legado gigantesco difícil de superar en otra lengua. A medida que iba avanzando sobre aquel mosaico de versos de toda métrica y rima, su respeto por los poetas españoles iba creciendo, y el temor a su incapacidad de escribir un simple pareado se consumaba en cada instante.

En un momento determinado su osadía llegó a pretender escribir un puñado de versos esparcidos por la pantalla del ordenador. Sin rima ni concierto y bajo el epitafio de ¿Poesía? A modo de partida de nacimiento confundida con la partida de defunción… Si las emociones pretendidamente atrapadas en estos versos, erizan la sensibilidad de quien los leyera, su autor daría por bien albergados sus versos y por mejor empleada su escritura.

Reportaje fotográfico: Pedro Taracena


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