martes, 12 de agosto de 2014

HABLEMOS SIN TAPUJOS EN ROMÁN PALADINO


Por Pedro Taracena

No es mi deseo que este trabajo presente síntomas apocalípticos. De ninguna forma. Algo huele a podrido en el Reino de España,  pero algo se está moviendo a favor de la regeneración democrática y la recuperación de la senda de nuestro futuro. No podemos renunciar a que Europa sea de los ciudadanos y esté secuestrada por los usureros, especuladores, explotadores y ladrones… 





La democracia española no es que sea manifiestamente mejorable, es que está corrompida y prostituida. Solamente lo niegan los que prefieren "sostenella y no enmendalla". Personalmente siempre he mantenido que estos errores vienen de la herida cerrada en falso por la nada modélica Transición, que ahora se le viene llamando La Casta. Sin olvidar que la Constitución fue en su día la salida para recuperar de derecho, lo que no logró de hecho el consenso envenenado que dejó impune un genocidio con todas sus consecuencias caínicas. En 1978 la Constitución recuperó el Estado de Derecho masacrado en 1936 con el derribo de la legítima República. Es una vergüenza nacional que a estas alturas estas verdades se oculten a los niños en las escuelas.




Pero volvamos a la democracia actual, los tres Poderes del Estado, han sido cuestionados por la ciudadanía indignada en las calles y plazas, bajo el lema DEMACRACIA REAL, ¡YA! La corrupción generalizada no solamente afecta a situaciones coyunturales, sino que inunda todo el sistema: justicia politizada, administraciones públicas y sindicatos corruptos, empresarios explotadores y ladrones. Capítulo aparte lo constituyen los caciques que no han dejado de existir desde el siglo XIX. Dentro de un entramado interesado procurando un equilibrio inestable entre lo legal, lo justo y lo moral. Y para cerrar el círculo perverso tenemos un Gobierno que responsabilizando del desastre nacional donde nos encontramos, a la herencia recibida de su predecesor, ha cometido la mayor de las indignidades, vender la soberanía nacional a cambio de salvar los mercados, los bancos y los grandes empresarios. Aprovechando la ocasión para aplicar su programa de máximos emanado de su ideología política: Ha pretendido hacer más competitivo este país llamado España a cambio de: desigualdad, hambre, paro, pobreza, miseria, exclusión social y muerte. Todo ello inmerso en la cultura de la mentira. Jamás un Gobierno ha mentido, se ha escondido del pueblo, ha dado menos explicaciones y ha sido tan prepotente y chulesco como el ejecutivo del más parco, terco y torpe de todos los presidentes que de España ha sido.




Para completar el rompecabezas nacional es preciso hablar del CUARTO PODER. El periodismo español hace mucho tiempo que ha desaparecido, mucho antes de que irrumpieran las Redes Sociales. El maridaje del poder con el mundo de los medios de comunicación ha sido patente. La desaparición del diario Público asfixiado y acosado por el capital y la derecha, constata hasta qué punto la prensa mantiene un maridaje con el poder de turno. Recordemos el mantenido entre el diario El País y el Gobierno en la época de Felipe González y Juan Luis Cebrián. La autocrítica nunca habitó entre los medios ni tampoco se la esperó. Ahora el CUARTO PODER, está incrustado en el propio Estado. Si en las facultades de Ciencias de la Información y las Escuelas de Periodismo, no renuevan el currículum, el periodista desaparecerá como profesional de la información actual y veraz al servicio del pueblo. Los nostálgicos del titular primicia, o la exclusiva no tienen lugar en un mundo donde cada ciudadano se ha convertido potencialmente en una reportero gráfico. La prensa escrita ya no vive del quiosco, es un lobby al servicio de los intereses políticos y capitalistas. Ahora los periodistas se vienen denominando tertulianos.




Las tertulias televisadas tiene mucho de espectáculo y poco o nada de periodismo, pero:

¿Quiénes asisten a las ágoras de los estudios radiofónicos y los platós de televisión? En principio los moderadores pagados por el medio. Salvo honrosas excepciones los medios públicos y privados están en manos de La Casta que sustenta el sistema. Cuando se produce la entrevista a un personaje significativo, a veces, la torpeza y poca preparación del entrevistador desdibuja el interés que había despertado en el oyente o espectador. Como invitados asisten seudo periodistas enviados y pagados por otro medio afín. Antes de que hablen de cualquier tema, ya se sabe a priori cuál va a ser su valoración. Otros invitados vienen en representación abiertamente de los partidos políticos. En los platós donde la posición de cada cual es visible, podemos contemplar las mismas bancadas que en el Congreso de los Diputados. Además el anfitrión les ha colocado frente a frente. De este modo queda patente que el ciudadano de la calle no está invitado a esa tertulia, aunque algunas se arroguen su representación y su voz…




Si deseamos ser consecuentes con el título de esta columna, debemos de llamar las cosas por su nombre. Los políticos de La Casta, que ya se han dado por aludidos y su filiación está confirmada, defienden a capa y espada las políticas de las que son afines y se enajenan de la corrupción que siempre dejan en manos de los jueces. Donde no todos son de fiar; convirtiendo negro lo que es blanco en virtud de la ingeniería y jerga jurídicas que se utilice. La palabra demagogia es un comodín que sirve para salir de muchos aprietos. Los tertulianos que lucen con luz propia convirtiéndose en verdaderos estrellas del ágora, son los francotiradores, lacayos, secuaces y defensores a ultranza del Gobierno. Es imposible albergar en la razón que un defensor de la causa Partido Popular, defienda con tal vehemencia a su dueño, de no estar muy bien pagado. O quizás la razón haya que buscarla en la sinrazón del fanatismo. Estos tertulianos que entran en el ágora como periodistas, directivos de un periódico digital o impreso, los ciudadanos que les contemplamos tan al margen del derecho a la información veraz, si estuviera a nuestro alcance les expulsaríamos de los medios como farsantes e impostores del periodismo. En honor a la verdad es preciso reconocer y aplaudir que haya antropólogos, economistas, sociólogos, políticos, abogados, escritores… que cuando abordan un tema, ponen en evidencia a esta pléyade de ignorantes, mal preparados y nada celosos de la verdad.


sábado, 9 de agosto de 2014

EL POPULISMO Y LA DEMAGOGIA

EL POPULISMO constituye un auténtico ensayo trabajado por Luis Arroyo muy sencillo de entender. Para desenmascarar a los hipócritas que cuando las opiniones del pueblo desestabilizan el pensamiento único y las raíces de La Casta, utilizan este vocablo preñado de carga negativa en tono peyorativo. Los opresores y sus voceros ahora tiene un enemigo muy potente y difícil de repeler. El pueblo en la calle y Las Redes Sociales al servicio de la información. EL FUTURO DEL CUARTO PODER



Proclamación de la II República Española

Por Luis Arroyo

infoLibre

Mide tu grado de populismo respondiendo si estás de acuerdo o no con las siguientes propuestas. Y luego, para ver tu grado de conocimiento del populismo de las fuerzas políticas de la izquierda, señala qué partido –PSOE, Izquierda Unida o Podemos– ha formulado cada una de las propuestas:

1. Eliminar los paraísos fiscales de Europa.
2. Imponer una tasa del 0,05 sobre las transacciones financieras internacionales.
3. Denegar beneficios fiscales a quien opere en paraísos.
4. Terminar con las listas cerradas en las elecciones.
5. Someter a la Ley de Transparencia a la Casa Real y a la Iglesia Católica.
6. Prohibir a las empresas que donen dinero a los partidos.
7. Impedir que un político reciba más de un sueldo aunque desempeñe diversos trabajos.
8. Crear un banco público.
9. Prohibir que en ninguna circunstancia se corte a un ciudadano o ciudadana el agua, o la luz o la calefacción durante el invierno.
10. Eliminar por completo la religión del horario lectivo en la escuela pública.
11. Garantizar un 50 por ciento de mujeres en las listas electorales.
12. Impedir por ley la desigualdad salarial entre hombres y mujeres.
13. Facilitar servicios de maternidad asistida a las mujeres lesbianas a cuenta de la Seguridad Social.
14. Proteger por ley los derechos de los ciudadanos ante los grandes bancos, las empresas de energía o de telefonía.
15. Obligar a los bancos a que pongan al menos la mitad de las casas que tienen al servicio de la comunidad.
16. Garantizar una tarifa social para navegar por Internet.



Triunfa el golpe de estado contra la II República

Primer resultado del test: ¿Cómo eres de populista?

Digamos que si has respondido que estás de acuerdo en diez o más de las propuestas eres un populista irredento o una populista irredenta. Populista en su sentido más peyorativo. Porque, ¿de verdad crees que España puede acabar con las prácticas fiscales de Andorra o Luxemburgo? ¿No comprendes que si prohíbes a las empresas que donen dinero a los partidos se buscarán maneras más opacas de actuar, y seguirán pagando igual? ¿O no ves que si obligas a pagar igual es probable que el empresario no contrate a la mujer sino al hombre?

Segundo resultado del test: ¿Quién propone esas medidas de tono, efectivamente, tan populista?

Todas podrían ser firmadas con seguridad por las tres fuerzas políticas más relevantes de la izquierda, pero son cada una de ellas parte de las 130 medidas del PSOE en su Conferencia Política.



Adolfo Suárez jura ante los restos de la dictadura

Si muchos de nosotros estamos de acuerdo con las medidas que he transcrito, sabiendo que son de máximos y aún con todas las objeciones que pudieran formularse, y si un partido de gobierno como el PSOE las está planteando, quizá el populismo no sea tan malo. De hecho, en sus orígenes y su desarrollo el populismo no es malo.

Hay un populismo clásico, positivo, que estos días está triunfando con distintos nombres en algunas partes del mundo. En Estados Unidos, la demócrata Liz Warren sigue siendo la invitada preferida del Partido Demócrata, y hace en cada conferencia las delicias del personal con su "populismo progresista". Hace unos días desgranaba su credo en once puntos que han causado furor (gracias también al uso casi religioso de la anáfora y la llamada a la lucha, porque por lo demás las ideas son viejas conocidas). "Creemos que Wall Street necesita normas más fuertes y obligaciones más duras, y vamos a luchar por ello. Creemos en la ciencia y eso significa que tenemos la responsabilidad de cuidar nuestra Tierra. Y lucharemos por ello. Creemos que Internet no debe estar al servicio de las grandes corporaciones y eso significa neutralidad de la red. Y lucharemos por ello. Creemos que nadie debe trabajar a tiempo completo y vivir en la pobreza. Eso significa elevar el salario mínimo. Y lucharemos por ello...." Y así, por cada "creemos", un aplauso: creemos que los empleados de los restaurantes de comida rápida tienen derecho a protestar, creemos que los estudiantes tienen derecho a estudiar sin que les arruinen las deudas, creemos en un retiro digno tras una vida de trabajo, etc. etc.



El 15 M en la Puerta del Sol

La senadora de Massachusets y profesora de Harvard (dos lugares que son la antípoda del populismo), y otros líderes de la izquierda estadounidense lideran esa corriente que, sin ningún complejo, se autodenomina "nuevo populismo". Recientemente, una de las organizaciones más fuertes de la esfera de Obama (Campaign for America's Future), ha celebrado una jornada sobre ese nuevo populismo, y hay incluso un medio de cierta influencia llamado The Progressive Populist.



Surge un líder molesto para La Casta

El asunto es que, curiosamente, Hillary Clinton, que la gente sitúa en posiciones más centristas o moderadas, podría suscribir sobre el papel cada una de las ideas del nuevo populismo. Sucede de manera parecida aquí en España. Como hemos visto, la agenda del PSOE tiene unos contenidos nítidamente populistas, que podría suscribir al 90 por cien Podemos, como el PSOE podría firmar el 90 por cien del programa de sus nuevos competidores.



La gente protesta desposeída de casi todo

¿Qué pasa entonces para que si lo dice Warren o Podemos sea populista, tanto en el sentido peyorativo como en el positivo, y si lo dice Hillary o el PSOE resulte increíble? El quid de la cuestión es evidente: credibilidad con respecto a la relación con los poderosos, particularmente con los grandes poderes económicos.


Los indignados pierden el miedo

Como he escrito en un artículo previo hace un par de años, el relato más sustancioso de la izquierda es el de "la gente frente a los poderosos". Quien mejor ha situado el problema ha sido Podemos: "el pueblo frente a la casta", "los de abajo luchando contra los de arriba". Por eso acierta cuando aplica el truco de decir que la cosa no es izquierda o derecha sino "arriba o abajo". Acierta porque sabe que con esa afirmación mata dos pájaros de un tiro: seduce a la gente de izquierdas, pero además llama a millones que no necesariamente se identifican con la izquierda tradicional, pero sí con "la gente", "el pueblo" o "los de abajo".



Las armas del poder: la demagogia y el populismo

También acierta el PSOE cuando quiere ser "ese partido de izquierda que atrae al centro". Ambos partidos están buscando un lugar de inmensa rentabilidad electoral, que en Podemos llama "abajo", y el PSOE "el centro". Ninguno despreciaría a los varios cientos de miles de votantes de la izquierda más clásica, que pelean también con Izquierda Unida, pero su verdadero granero está en el espacio de la mayoría de la gente corriente que se indigna con el compadreo lamentable de los políticos con los poderes económicos. Con las puertas giratorias, los beneficios fiscales, los paraísos, las prebendas y la hipocresía de quien dice una cosa y luego hace la contraria bajo cuerda. Aunque la salida de la crisis va a relajar mucho esa tensión, va a ser ahí donde los partidos - también el Partido Popular (bonito nombre a estos efectos, por cierto) - se jueguen la credibilidad y los votos.

Ese es el problema de Hillary y el del PSOE. Que pueden proponer lo mismo que Liz Warren o que Podemos o IU, pero entonces alguien hace al proponente la pregunta crucial, la que define su credibilidad: "Sí, vale, está bien lo que dices. Pero, realmente, ¿tú de qué lado estás? ¿Del lado de las grandes empresas, los grandes bancos, el gran dinero, o del lado de la gente?". Llámame populista, pero ahí está la cuestión.

EL FUTURO DEL CUARTO PODER