miércoles, 29 de enero de 2014

DESIDIAS Y REMINISCENCIAS DE LA DICTADURA

Por Pedro Taracena





Tic franquista

La Constitución vino a recuperar el Estado de Derecho perdido con el golpe de 1936 y desde 1978 España vive en democracia formal. No obstante, manteniendo no pocos atisbos de un tic franquista. Además de la impunidad con la cual  la Transición liquidó los crímenes de lesa humanidad, se mantiene la inmunidad bien vista hacia todo aquello que tenga relación con las múltiples formas de hacer apología del franquismo, como algo consustancial a la falsa reconciliación entre los españoles.




Los indultos

Otro vicio heredado y nunca rechazado por los gobiernos democráticos, es el indulto arbitrario y al margen de cualquier control judicial. Se ha constituido en una práctica perversa y anticonstitucional. Pero no existe ninguna voluntad de reconducirlo hacia pautas constitucionales.




Postergación del comunismo

La ley electoral fue consensuada por los principales partidos: PSOE venido del exilio y la clandestinidad y PP venido del franquismo. Fue un pacto con escaso espíritu democrático porque pretendió y consiguió que el temido Partido Comunista de España, nunca alcanzara una mayoría para influenciar en el Gobierno; argumentando que evitando la fragmentación de partidos España era más gobernable. En ninguna agenda de estos grandes partidos se incluye corregir este sesgo franquista. La Ley D’Hondt será legal pero manifiestamente injusta, para las minorías y menos democrática.






Administraciones públicas arbitrarias

El Gobierno, la Administración del Estado, las administraciones locales, provinciales y autonómicas, incluyendo el Congreso de los Diputados y el Senado, no están dotados de la más mínima transparencia. Tampoco hay voluntad de regular con equidad, no solamente los gastos públicos, sino los salarios de todo funcionario público. Entre ellos existe la desigualdad más arbitraria con la opacidad más absoluta. Siendo el escandaloso grupo de los llamados asesores, que son elegidos a dedo, tanto en  cantidad como en calidad, aquellos que se alejan más del espíritu constitucional de la función pública.




Opacidad en las cuentas públicas

Otra secuela dictatorial es el Tribunal de Cuentas, al no ser un ente independiente del poder, no tiene la capacidad de auditar y perseguir los abusos de las administraciones públicas, sindicatos  y partidos políticos. Solamente las minorías políticas están interesadas en controlar estos desmanes, donde la mayoría de los asuntos denunciados son archivados porque habrían prescrito. Es como si se hubiera institucionalizado la desidia y el descontrol intencionado.




Contaminación de los Poderes del Estado

La Constitución ha separado los Poderes del Estado y de hecho son una realidad formal, pero el Fiscal General del Estado, que no es un Poder del Estado, rinde obediencia institucional al Gobierno, que es quien le nombra. Esta perversión no es de la Fiscalía en sí misma, es del sistema. Al poder le viene siempre muy bien articular acusaciones o defensas, para que el mismo fiscal obre en consecuencia a gusto y conveniencia del Gobierno de turno. Esta evidencia tampoco está en ninguno de los programas electorales de los partidos más relevantes. Es evidente que este asunto necesita una adaptación para homologarse a la Constitución para abandonar la tentación de defender al poder del pueblo, cuando debía de acontecer al contrario.




Violación constitucional

La reforma de la Constitución hecha por los dos grandes partidos, legalmente, pero de espaldas al pueblo, debe de ser suprimida, porque se ha comprobado que cuando se ciñe el déficit público a lo preconizado por la UE, se quebranta el Artículo 1º de la Carta Magna: ”España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Nos hemos homologado con las exigencias de los mercados, pero nos hemos olvidado de la cuestión social, único objetivo de todo Estado de Derecho y del Estado del Bienestar.




Justicia universal cercenada

En nuestro país hemos sido testigos de una gran paradoja: Hemos dejado impune un genocidio, muy difícil de asimilar por el espíritu de la propia Constitución, pero nos dotamos de una legislación sobre el principio de Justicia Universal, pudiendo perseguir los delitos de lesa humanidad, allí donde se cometieron sin prescribir ante la ley. No obstante, un gobierno socialista apoyado por la derecha franquista, mutila este principio para dejar sin efecto la persecución de estos delitos, si no hubiera ningún español implicado. ¿Para sobreproteger a los españoles? ¡No!, para contentar a los gobiernos de EEUU, Israel y China. Y la gran paradoja se produce cuando tribunales extranjeros están reclamando hacer justicia sobre los crímenes del franquismo, que España a través de la Transición dejó impunes.




Contaminación inconstitucional de los jueces

Continuando con los vicios no tan ocultos de nuestras instituciones procedentes de la dictadura, tropezamos con el Consejo General del Poder Judicial. Un órgano que colegiadamente prostituye y corrompe la independencia del Juez, legítimo Poder del Estado. Los escándalos de no pocos jueces apartándose de la pauta constitucional, se han ganado la desconfianza de la sociedad. Cuando el pueblo percibe corrupción en la judicatura, es difícil de que el pueblo se equivoque, porque según dice la Constitución en el Artículo 117 “La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por los Jueces y Magistrados”.  




Corrupción política y déficit democrático 

Tan pronto ha estallado la crisis en el mundo de forma global y en España en particular, se ha demostrado que nuestra democracia estaba demasiado aburguesada, corrompida, y con demasiados vicios traídos de la época franquistas, eso sí, adaptados a nuestros tiempos. Cuando el Movimiento 15-M exclamaba ¡Democracia Real Ya! No era un eslogan más, era un clamor de denuncia ante la incapacidad de que los actuales políticos garantizaran la gobernanza del Estado. Si las próximas elecciones europeas no devuelven el poder político al pueblo, y éste controla a los mercados, el estallido social será un hecho imposible de evitar. Y en España se precipitará por la ineptitud de los políticos, que, mientras la muerte, el hambre, la miseria, la marginación y exclusión  social, desahucios y abandono de niños, juventud y mayores, se agudiza sin esperanza, ellos, siguen ostentando gastos superfluos y en absoluto imprescindibles: Convenciones, comilonas, coches, viajes, sueldos  y sobre sueldos, asesores a dedo y muy bien pagados y despilfarro criminal. Cada vez que los políticos celebran un ágape ¿A cuántos ciudadanos que se les ha negado la dependencia podrían atender?



Reflexión demagógica y políticamente incorrecta
Me gustaría que quienes me juzgan como demagogo tuvieran razón. Pero los ánimos del pueblo están razonablemente indignados, aunque se pueden tornar en emocionalmente alterados y terminar con una explosión cargada de razón, por la sinrazón del poder.

Fotos: Pedro Taracena


viernes, 24 de enero de 2014

DAVOS: CRISIS, DESIGUALDAD Y DEMOCRACIA

Por Isidoro Gracia
Exdiputado


Foto: Pedro Taracena

Davos: la crisis, desigualdad y la Democracia, un sistema en peligro de extinción

Apenas constatado por el informe de Intermon Oxfan que el 1% de la población mundial se apropia de más renta que el 50% más pobre, comienza en Davos la reunión anual en el que la gran mayoría de los participantes son representantes de ese 1%. Se trufa el conjunto con unos pocos invitados con otra representatividad, al menos en apariencia (políticos, dirigentes de algún organismo internacional, etc.)
Incluso así se cuela en primer plano el escandaloso proceso del incremento de la desigualdad, y la situación de perdida catastrófica de una gran parte de las oportunidades de los jóvenes. No podía ser de otra forma ya que incluso alguien tan poco sospechoso, para los poderosos, como el Centro de Estudios del FMI realizó en 2010 un informe cuyos datos son concluyentes: Una de las causas más importantes de la actual  crisis es el crecimiento de las desigualdades sociales,  la gran concentración de las rentas en los sectores más adinerados, rentas que provienen sobre todo de las rentas del capital, a costa de las rentas de los ciudadanos que en su mayor parte proceden del trabajo, ha determinado un descenso muy notable de la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población, forzándola a endeudarse, e incrementado las desigualdades hasta límites insostenibles por el sistema.
 Claro que algunos de los analistas ven los riesgos que esto conlleva: “el desempleo juvenil  es un problema económico, pero también político, porque lo último que quiere cualquier país es tener a un montón de gente joven sin trabajo; es una situación muy peligrosa, con un riesgo de estallido social”. Pero como el objetivo principal no es otro que mantener la acumulación de la riqueza, el sistema que permita esto pasa a ser una anécdota, si puede sostenerse con fuerza pública.  Así pues la ecuación que nos venden, por todos los medios, de democracia igual a capitalismo, nunca se ha cumplido, de hecho a lo largo de la crisis se ha conseguido acuñar, como mera consiga a aceptar,  justo la inversión de los términos: capitalismo igual a democracia.
Y esto es así porque los factores y medios que condicionan cualquier elección (medios de comunicación, dinero dedicado a campañas, cultura populista frente a formación, etc.) están, en su mayor parte en manos de multinacionales, entidades financieras y especuladores poderosos individualmente o en asociación. Todo ello ha devenido en democracias imperfectas en las que los electos se ven condicionados a servir los intereses, no de sus representados y electores, sino de las minorías que detentan los medios que les permiten ganar elecciones.
El que las propuestas de Davos abunden en lo que provoca desigualdad, por ejemplo mayor flexibilidad laboral e incluso limitar el acceso a la educación superior a los jóvenes, solo puede indicar que los que se consideran dueños del mundo, no se van a dar por satisfechos hasta llegar a un sistema, sea este o no democrático, que les permita disponer de esclavos y siervos que acrecienten sus riquezas. Entre dinero y derechos la apuesta es clara y muy evidente.
¿Tiene esto solución sin llegar al estallido social?
Túnez, Egipto, Ucrania, Siria, etc. y ejemplos cercanos indican que quizá estemos más próximos a ese estallido que lo que los analistas creen.
Es evidente que de otras crisis y situaciones graves se ha salido, y no solo de aquellas con consecuencias catastróficas solo sobre la economía, piénsese en las salidas de las abundantes guerras. Pero en todas las ocasiones ha habido una realidad: para salir, alguno de los poderes implicados ha cedido todo o parte de su poder y bienes, a otros poderes y/o al conjunto de ciudadanos.
Recordemos la abolición de la esclavitud, la supresión del apartheid, la superación de la servidumbre, la caída de algunas dictaduras. Cierto es que quedan restos de esclavitud, discriminación y abusos, pero no es menos cierto que los minoritarios amos, nobles y otros poderosos tuvieron que perder privilegios, bienes, y en ocasiones alguna cosa más, para que la mayoría de los humanos fueran más libres e iguales, siempre hasta cierto grado. Y ahora viene la pregunta clave: ¿Cómo se consiguió que esos poderosos cedieran?, respuesta: siempre por el uso de la fuerza de la mayoría, organizada como ejército, sindicato o partido político.
Esta vez el diagnostico es claro, quien desata esta crisis son los abusos de una minoría perfectamente identificada, grandes especuladores, dirigentes de bancos, aseguradoras, fondos de inversión y agencias de calificación. También es claro que siguen abusando y en vez de pagar por sus maldades se aprovechan, aún más, dictando al resto del mundo lo que se debe de hacer en esta situación.
Desde estas democracias imperfectas aún existen posibilidades de corregir el rumbo de la historia, si mediante el uso del voto y resto de derechos civiles y políticos, como el de asociación y manifestación, la mayoría de ciudadanos pasan a ser entes activos en defensa de sus derechos será posible que en vez de que los que abusan de la democracia, hasta acabar con ella, sea la democracia la que acabe con ellos. Y que no queden dudas que son las dos únicas alternativas posibles, una vez roto el contrato social.
Puede hacerse de forma pacífica mediante un programa político refrendado en urnas, con medidas tales como: convertir en delictivo cualquier trato con los paraísos fiscales (cuyo única y exclusiva existencia se justifica en la evasión de impuestos), la corrección del descontrol existente en la economía meramente especulativa, con la creación de tasas a los movimientos financieros, la protección de la economía productiva apartando de los mercados de futuro los elementos esenciales para la vida como los alimentos, o retomando la presencia pública en sectores como la energía, etc.
Cierto es que existen otras formas de cambiar la historia, la Revolución Francesa es un buen ejemplo, lo que ocurre en Egipto y resto de la llamada primavera árabe, lo que está solo en sus comienzos en Ucrania, o por poner ejemplos menos dramáticos y próximos, lo que pudo suceder a raíz de una mera operación especulativa menor en un barrio de Burgos, son otros ejemplos de cómo tratar a los abusones. Como muchos de los que pertenecen al club del 1% tienen similitudes muy evidentes a los que fueron objeto, de los que establecieron aquello de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, sería cuestión de plantearse si la terapia necesaria en este momento tendría que ser de un nivel y extensión similar.



viernes, 17 de enero de 2014

CRÍMENES DE GUANTE BLANCO, CRÍMENES SIN GUANTES




HOMENAJE A LOS CIUDADANOS DEL BARRIO DE GAMONAL

Por Pedro Taracena

Los acontecimientos que se están viviendo en Burgos, a partir de que aparece el primer incendio provocado, han saltado los muros de la ciudad. En el resto de España y en el mundo, Burgos ha dejado de ser famosa solamente por su magnífica catedral, sino que se la sitúa en el mapa por hechos vandálicos; quemando contenedores de basura situados en la calle, una oficina móvil de las obras que pretende transformar una avenida en un bulevar, y por destrozar sucursales bancarias ubicadas en ese mismo lugar.




Los hechos están ahí y a la hora de valorarlos cada cual está llevando el ascua hacia su sardina. El pueblo y las sensibilidades de la izquierda política, comprenden a los manifestantes y sus reivindicaciones, por el déficit democrático y humano que el Alcalde de Burgos está teniendo con su ciudad. Y las derechas y sus medios de propaganda, que son muchos y muy potentes, se dedican a criminalizar a los manifestantes, condenando la violencia como si fueran los únicos que tienen sensibilidad para condenarla.




Cuando el pueblo se siente tiranizado sus reivindicaciones se radicalizan. Radicalización que si se interpretara de forma interesada y torticera y se confundiera con extremismo y violencia, se estaría criminalizando toda reivindicación y protesta pacífica. Esta radicalización debe de entenderse encaminada hacia la raíz del problema para solucionarlo. Los burgaleses han puesto en escena las consecuencias de la falta de sensibilidad del Gobierno del Estado y el Gobierno Municipal por no cumplir la primera esencia de la Constitución: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”.




Solamente una interpretación interesada y corporativista en el peor de los sentidos, puede mezclar la conducta de los violentos, siempre y en todo momento detestable, con los manifestantes pacíficos que defienden sus derechos constitucionales. ¡Qué visión más simple y a la vez interesada es globalizar el crimen! Por una lado están los hechos vandálicos contra el mobiliario urbano que es de dominio público, y por el otro contra los bancos que son privados, con algunas excepciones. ¿Por qué se atenta en este caso contra bienes municipales y entidades bancarias? Porque los violentos piensan que son los enemigos del pueblo, y a juzgar por las conductas del Alcalde de Burgos, causante de su descontento, y los banqueros instalados en ese barrio, causantes de los desahucios,  tiene una lógica aplastante. Contra unos crímenes de guante blanco, otros crímenes sin guantes.  Sí, c r í m e n e s. Si alguien se escandaliza en un alarde de hipocresía, no será por ignorancia de las acepciones de la palabra crimen, porque la Real Academia Española es clara.




El Gobierno decreta leyes legales pero injustas que producen crímenes. Sí crímenes. Crímenes contra la salud pública. Crímenes contra la educación pública. Crímenes contra el amparo de personas dependientes. Crímenes contra los niños que pasan hambre. Crímenes con resultado de muerte contra la asistencia sanitaria cercenada. Crímenes contras las familias que están en la calle en la más estricta miseria. El mayor crimen lo comete Rajoy cuando, para atacar el separatismo catalán, se erige en el mayor defensor de la Constitución. Todos estos crímenes son legales pero crímenes a la postre. La moral no entiende de legalidades y el Gobierno y el partido que lo sustenta no son inmorales, son amorales, que hay diferencia.



¿Alguien puede discernir entre los crímenes de guante blanco y los crímenes sin guantes? Sólo se dejan engañar “los suyos” porque les interesa: Los empresarios, los banqueros, los caciques, los obispos, empezando por el que ocupa la cátedra de Burgos, los medios de comunicación, salvo excepciones y el Rey. Sí el Rey, ya está bien de tener un monarca fosilizado por el franquismo, que “no sabe, no contesta”. Mientras su pueblo se desangra… El objeto y sujeto de la Constitución Española es el ser humano, no las instituciones y mucho menos el mobiliario urbano y los edificios bancarios. ¿O es que hemos perdido el norte, señor de los guiños embusteros?