Una película del director Alex Ezcurdia
En el pase de la proyección de Trece 60 para los medios de
comunicación, he sido espectador de una película que honra al Séptimo Arte
español. Un relato con cierta intriga, donde el final de la historia la tiene
que encontrar cada cual en los despertares del protagonista. Un montaje ágil,
aprovechando recursos naturales o provocándolos, donde se mezcla la frescura y
creatividad de la niñez y la adolescencia, con los planes fríos y nada ingenuos
de la senectud y longevidad. En el fondo es una historia de amistad que
transcurre por la vida y que al final encuentra el amor.
La fotografía y los efectos de luz son en sí una lección
magistral. Abundan las escenas muy bien conseguidas de extremo agobio y exteriores
breves de bellísimo vértigo. Los primeros planos están arropados con expresivos
coloquios; utilizando una jerga actual y utilizando para llevar a cabo la trama, tecnologías de última generación. Una película
que enganchará sin duda a los jóvenes y a todos aquellos que no hayan
renunciado a seguir enamorados de una ilusión.
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