martes, 10 de septiembre de 2013

MENTES VACÍAS






Por Manuel Cano

Mentes vacías y corazones ennegrecidos, zombis de una sociedad decadente, pantallas de plasma como placebo, ocio barato, sin contenido, los engendros van por la calle desviando las miradas, cabezas gachas en claro síntoma de cobardía, los murmullos son quejas sordas, resignadas, la fuerza, la fuerza es un golpe en la mesa, un grito dirigido al frente y no al cielo, una mirada desafiante, un puño presto para devolver el golpe, es no retroceder, levantarse aun estando sometido a golpes, es no tener miedo a perder algo más. Pero los cobardes prosperan, sobreviven escondiéndose en sus casas, con escusas baratas, con mentiras que prefieren creer, lo fácil es perder, ya que es lo acostumbrado, lo que cuesta es estar dispuesto a pelear y aun así perder, pero el viaje y la ilusión de conseguirlo abra valido la pena, los cobardes no viven con emoción y sus vidas perecen sin ningún sentido.
Las mentiras como verdades absolutas, los valores que predominaban y nos hacían fuertes, son vistos hoy en día como debilidad, la sociedad ha entrado en decadencia, promovida por la cultura de espectros que renegaron de toda humanidad, cegados por la más absoluta avaricia, sicópatas endiosados, carentes de honestidad, nos conducen a la extinción, al pozo negro de la desconexión social, al robotizaje de mentes condicionadas y sin ninguna inquietud por el saber, somos el desecho de lo que en algún momento se espero de nuestra capacidad para crear y, de ello lo transformamos en poder de destrucción, no solo de nuestro entorno, sino del mismo interior del ser humano.

1 comentario:

  1. "Mentes vacías” es un texto altamente literario y el autor demuestra que su mente está llena de ideas razonadas, ajenas a prejuicios y complejos, expresión de un humanismo en libertad. En el fondo del artículo habita la incomunicación entre los seres humanos, integrados en una sociedad preñada del vacío más abismal. Podía ser el cronista del teatro del absurdo que llenó los escenarios del mundo con obras de Ionesco, Beckett. Arrabal, Gigodot, Camus… Personalmente este vacío me ha dejado pleno. P. Taracena.

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