jueves, 12 de septiembre de 2019

EL RÍO DE MADRID




EL RÍO MANZANARES, ETERNO APRENDIZ DE RÍO




UN RÍO RECUPERADO EN SU PROPIA CAUDAL













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Inmejorable aspecto del Manzanares a su paso por el Puente de Segovia (Foto propia)
En siglos pasados, la inquina que los poetas mostraban hacia el río Manzanares a su paso por Madrid los llevó a plasmar en sus versos las burlas más acerbas. Así Lope de Vega, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo y Tirso de Molina (1579-1648), cuyos versos aquí cito. Le achacaban principalmente un escaso caudal, merecedor de no considerarlo río sino arroyo impropio de una capital imperial como Madrid. El entorno del Puente de Segovia, el primero de la ciudad que mandó construir Felipe II, tenía que ser el lugar propicio al que se asomaran aquellos personajes para inspirarse en sus versos.
”El humilde origen, escaso caudal y limitado curso de este modesto río no le daban ciertamente derecho a esperar ser algún día el encargado de regar los muros de la capital del reino, y de reflejar en sus aguas trasparentes los suntuosos alcázares, los reales bosques, los puentes monumentales que le envidian sus rivales el Tajo y el Ebro, el Duero y el Guadalquivir”, escribió Ramón de Mesonero Romanos a mediados del siglo XIX, repitiendo de nuevo la mala impresión del Manzanares, que habría de durar hasta años bien recientes en que ha cambiado notablemente de aspecto, saneado absolutamente, aunque todavía con pruebas palpables de su escaso caudal. Las fotos que se muestran, las de antaño y de hoy, dan cuenta de la transformación del río y su entorno.
“Fuérame yo por la puente,
que lo es, sin encantamiento,
en diciembre, de Madrid,
y en agosto, de Ríoseco.
La que haciéndose ojos toda,
por ver su amante pigmeo,
se queja del porque, ingrato,
le da con arena en ellos.
La que a la vez que se asoma
a mirar su rostro bello,
es, a fuer de dama pobre,
en sólo un casco despejo.
La petrina de jubón
que, estando de ojetes lleno,
cual pícaro, no trae más
que una cinta en los gregüescos.
Por esa puente de anillo
pasé un disanto, en efecto,
aunque pudiera a pie enjuto
vadear su mar bermejo.
Ríeme de ser su río,
y sobre los antepechos
de su puente titular,
no sé si le dije aquesto:
-No os corráis, el Manzanares;
mas ¿cómo podéis correros,
si llegáis tan despejado
y de gota andáis enfermo?
El Manzanares en 1890
El Manzanares en 1890, estrecho y con escaso caudal, con un aspecto que debía de parecerse al que vieron los poetas clásicos
Manzanares por el entorno del Puente de Segovia (Foto propia)
El mismo tramo del río de la foto superior (Foto propia)
Según arenas criáis,
y estáis ya caduco y viejo,
moriréis de mal de orina,
como no os remedie el cielo.
Y en fe de aquesta verdad,
azadones veraniegos,
abriendo en vos sepulturas,
pronostican vuestro entierro.
Postulando vais vuestra agua,
y por esta causa creo
que con Jarama intentó
Felipo daros comento.
No lo ejecutó por ser Alfredo López Serrano
en daño de tantos pueblos;
más, como os vio tan quebrado,
de piedra os puso el braguero.
Título de venerable
merecéis, aunque pequeño,
pues no es bien, viéndoos tan calvo,
que os perdamos el respeto.
Como Alcalá y Salamanca
tenéis, y no sois colegio,
vacaciones en verano
y curso sólo en invierno.
Manzanares por Puente de los Franceses
Carros de areneros por las inmediaciones del Puente de los Franceses. El río apenas llevaba agua
El Manzanares por el Puente de los Franceses
El mismo lugar del Puente de los Franceses (Foto propia)
Mas, como estudiante flojo,
por andaros con floreos,
del Sotillo mil corrales
afrentan vuestros cuadernos.
Pero dejando las burlas,
hablemos un rato en seso,
si no es ya que os tienen loco
sequedades del cerebro.
¿Cómo decid, Manzanares,
tan poco medrado os vemos,
pretendiente en esta corte
y en Palacio lisonjero?
Un siglo y más ha que andáis
hipócrita y macilento,
saliendo al paso a los reyes
que tienen el gusto de veros.
Alegar podéis servicios;
díganlo los que habéis hecho
en esa Casa de Campo,
sus laberintos y enredos.
Su Troya burlesca os llama
hombre sutil y de ingenio,
sin que su artificio envidie
los del Tajo y su Juanelo.
Puente de la Reina Victoria en el Manzanares
Lavanderas de principios de siglo XX en el Puente de la Reina Victoria
El Manzanares hoy visto desde la misma perspectiva de la lavandera (Foto propia)
La misma perspectiva del río desde donde se hallaba la lavandera (Foto propia)
En azafates de mayo
presentáis a vuestro dueño
flores pacayas, que en frutas
convierte después el tiempo.
¿Qué es la causa, pues, mi río,
que tantos años sirviendo,
no os den siquiera un estado
que os pague en agua alimentos?
Filipo os quiso hacer grande
después de haberos cubierto
delante de él con la puente,
y él mismo os puso el sombrero.
Pedidle al Cuatro mercedes,
que otros han servido menos
y goza ya más estados
que cuatro pozos manchegos.
No soy -diréis- ambicioso;
mas, a fe, aunque os lo confieso,
que andáis siempre murmurando,
por más que os llamen risueño.
Ánimo, cobarde río,
quebrantad vuestro destierro;
y pues rondáis a Palacio,
entraos una noche dentro.
Fuente tenéis que imitar,
que han ganado con sus cuerpos,
como damas cortesanas,
sitios en Madrid soberbios.
Adornadas de oro y piedras,
visitan plazas y templos,
y ya son dos escribanas;
que aquí hasta el agua anda en pleitos.
No sé yo por qué se entonan,
que no ha mucho que se vieron
por las calles de Madrid
a la vergüenza en jumentos”.
El Manzanares en todo su esplendor hoy día entre los Puentes del Rey y de Segovia. Tirso de Molina se habría quedado atónito al verlo tan ancho y con tanta agua (Foto propia)
El Manzanares entre los puentes de la Reina Victoria y del Rey, otra imagen insólita entonces, en un entorno presidido únicamente por chabolas míseras y terrenos entregados al lavado de ropa, como se ve en la foto inferior (Foto propia)
Pese a las notables mejoras del río en los últimos años, el escaso caudal sigue mostrando su cara más realista. El lecho, en algunas fechas, se convierte en mero campo de yerbajos por las inmediaciones del Puente de Toledo (Fotos propias)

El río, a su paso por la Pasarela Dominique Perrault, vuelve a su peor imagen: no tiene ni metro y medio de ancho. El resto del cauce es un campo enyerbado por el que se puede caminar (Foto propia)
Otra imagen de la sequía del Manzanares en algunas ocasiones en el tramo cercano al Puente del Rey. El agua no cubre ni las patas de gaviotas y patos (Foto propia)



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