HEMEROTECA
Carta abierta a la Sexta (Breve ensayo sobre el periodismo español)
May 21, 2016, 5:43 am
Por Pedro Taracena Gil, Periodista y fotógrafo
Me permito hacer uso de mi derecho a la libertad de
expresión para hacer una crítica, no sé si destructiva o constructiva, eso
dependerá del talante de quien lo lea y del grado de corporativismo que
mantenga la sexta para aceptar la crítica externa y la autocrítica. Los Medios
de Comunicación de España no se han caracterizado demasiado por practicar las
virtudes básicas del periodismo. De este pecado no se libran los grupos
privados y mucho menos los medios de titularidad pública. Por qué me dirijo a
La Sexta, precisamente. Pues porque es la única que da muestras de desprenderse
de los vicios de la La Casta, aunque no termine de marcar una línea
independiente que la aleje de los demás.
Cuando Franco se hace con la victoria en 1939 e
implanta la dictadura, los medios de comunicación, públicos y privados,
secuestran la información e implantan la mentira. Hasta 1978 en España se vive
de la mentira, en la mentira y divulgando la mentira… La Transición dura de
1975 a 1978, dilatarla más tiempo es perverso y tendencioso. De 1978 la
Constitución tutelada por el franquismo, nos devuelve el Estado de Derecho
quebrado por el golpe de estado que derrocó la República, la cual gozaba de
legitimidad nacional e internacional. Poner en duda estos hechos históricos
solamente obedece a la mala voluntad y al perverso hecho de haber dejado impune
el genocidio provocado por la dictadura.
Desde la entrada en vigor de la Constitución hasta la llegada del Movimiento
15.M, España ha sido modelo de libertad, democracia y desarrollo. Hemos sido
capaces de implantar el Estado del Bienestar: Educación, Sanidad y derechos
sociales públicos y universales; logrando un nivel económico que nos ha situado
entre los países más avanzados de la Unión Europea. Hasta la llegada de la
crisis de 2007/2008, España era el Jardín del Edén. Nos han gobernado mediante
un bipartidismo, que resultaba un matrimonio bien avenido con alianzas
puntuales y escarceos extramatrimoniales, pero de buen rollito…
Es preciso hacer un paréntesis para recordar que hemos sufrido un terrorismo de
ETA execrable y también, el abyecto terrorismo de Estado; completando el
triángulo perverso con el terrorismo islámico que provocó la matanza del 11-M.
Las verdaderas víctimas de estos criminales hechos han sido las personas sin
discriminación. No obstante, los políticos sin distinción de color, se han
refugiado en las instituciones y han politizado el terrorismo como arma
arrojadiza para sacar réditos políticos. La prensa ha colaborado en la
confusión; liderando intrigas palaciegas y conspiraciones de toda índole. La
corrupción generalizada ha podrido el sistema y las instituciones ya no son
creíbles.
Durante este periodo de la modélica Transición, los Medios de Comunicación han
vivido un acomodado régimen donde todo eran apariencias. Apariencia de
independencia informativa, sin aclarar de qué eran independientes o de quienes
no recibían presiones. En este periodo se han llevado a cabo auténticos
maridajes entre la prensa y el poder. Entre el capital y los partidos, entre la
Iglesia y el Estado, entre los obispos y los medios. Ha habido parejas muy mal
avenidas entre el director de un periódico y el presidente del Gobierno de
turno, mientras otras parejas formadas por similares personajes han sido
auténticos idilios, hasta el extremo he escribir un libro a la limón.
La prensa escrita, sobre todo, tiene sus
correspondientes tendencias políticas manifiestas y nada disimuladas. De esta
homologación no se libra la Iglesia con sus propios medios homologados, como no
podía ser de otro modo, con el anticristo. Con Este término me refiero como lo
contario a la teología cristiana, muy asumida por la Iglesia cómplice de los
crímenes del franquismo. La prensa es subvencionada de una forma u otra para
ejercer la propaganda de su ideología, de naturaleza contraría a los intereses
del pueblo. De todos ellos Público sucumbió a los avatares de la financiación.
Sin embargo, los bancos condonan la deuda de los partidos para recibir
prebendas de diversa índole. Sin olvidar la perversión institucionalizada de las
llamadas puertas giratorias.
Han proliferado nuevos canales de televisión. Los de
titularidad pública son lacayos de sus amos, derrochando dinero público sin
disimulo. Los privados son polea de transmisión del partido afín. Hay canales
especializados sin paragón en la telebasura, donde el humanismo queda
postergado a la cota de audiencia. Donde el ser humano recibe un tarto indigno
en un país civilizado. Los telediarios son variaciones del mismo tema… En estos
medios, todos, son secuaces de la clase dominante durante la Transición, es
decir, La Casta. El bipartidismo, la Iglesia, el Ejército, la Corona, los
Caciques, la Patronal y los Bancos. Donde los valores del periodismo brillan
por su ausencia: Periodistas que se comportan como políticos en el parlamento;
arrogándose que aportan a los medios el pensar de la calle… Y son auténticos
impostores del periodismo.
He aquí sus pretendidos que no conseguidos valores: independencia del poder,
información veraz y puntual. Antes de abrir la boca para hablar, basta saber
qué medio les paga para adivinar con certeza su opinión ya elaborada en el guion
establecido. Y los tertulianos en general son ignorantes y tendenciosos. Se
salvan los especialistas que sí saben de qué hablan y debaten. No obstante, en
el capítulo de los economistas, es evidente que todos son elegidos en la línea
de los Bancos y la patronal homologados con la línea neoliberal de la Troika.
Es evidente que el status que aquí se presenta de ninguna forma representa al
pueblo y mucho menos responde a sus necesidades.
El Movimiento 15-M se echó materialmente a la calle
para denunciar: ¡Que no, que no nos representan! ¡Democracia real, ya! ¡Sí, se
puede! ¡Sí, podemos! Todo un programa para recuperar el poder y la democracia
para la gente. En principio se nos reprochaba que, solamente, ocupando las
calles y las plazas no conseguiríamos nada. Dimos el paso hacia la organización
política y sorprendimos en las elecciones europeas, en las municipales, en las
autonómicas y en las generales.
La Casta y sobre todos los medios de comunicación, no
voy a decir que de toda línea política y condición porque todos sirven al
pensamiento único, este movimiento, les ha cogido con el paso cambiado y aún
están con el hipo del susto. Todos sin excepción se encuentran en un estado de
pánico permanente. Solamente saben: insultar descalificar, calumniar,
desprestigiar, ningunear… Pero sigue sin haber nadie que lleve a los medios,
las propuestas que este movimiento ha sido capaz de llevar al Parlamento.
Me creo un ciudadano muy bien informado, he sido
devorador de dos y tres periódicos diarios y asiduo oyente de emisoras de radio
que me satisfacían su línea editorial, pero desde el año 2008, he descubierto
la farsa general y busco la noticia directa al margen de que me la sirvan bajo
el tamiz de los dogmas de la Santa Transición.
Y ¿qué tiene que ver este breve ensayo sobre la falta
de objetividad en los medios, con el titular de mi artículo? Pues, porque La
Sexta pretende recuperar una parcela de libertad, objetividad, independencia,
aunque sin autocrítica y conservando el corporativismo Made in Spain que caracteriza
a los medios de comunicación. En todos sus programas siguen los mismos seudoperiodistas
y los mismos tertulianos que estaban al servicio de La Casta. Los platós de
televisión están vacíos del nuevo periodismo para una nueva sociedad. De los
acontecimientos que suceden a nuestro alrededor solamente se quedan con la carroña.
Cada uno de los cuatro directores que pilotan los
cuatro programas estrella: “Al rojo vivo” “Más vale tarde” “La sexta noche” y
“El objetivo”, saben que albergan en sus espacios auténticos impostores del
periodismo. Si los mantienen es porque les proporcionan carnaza o por
imposición de la cadena. Estos personajes no solamente desmerecen la imagen de
la cadena, sino que desprestigian al director o directora correspondiente. Se
les permite montar un espectáculo indigno de llamarse periodismo. Son incultos,
están desinformados, son tendenciosos, muy mal educados y se les nota que son
secuaces y lacayos de La Casta.
Ahora el ciudadano no necesita de estas tertulias
gallinero para estar bien informados. Por Internet circula todo lo positivo y
negativo. Pero el internauta puede contrastar y además se puede convertir en
periodista. Adiós a los titulares manipulados. Adiós a las exclusivas. Adiós a
las primicias. Adiós a los editoriales incondicionales lacayos del poder. Hoy
el pueblo tiene un criterio formado de la realidad al margen de los voceros,
muchos de ellos auténticos boceras en el burdo término de la palabra.
Es ridículo escuchar a todos estos impostores del periodismo, insultar y
descalificar a los militantes y votantes de Podemos. Si estos impostores del
periodismo conocieran la estructura que esta organización política posee en
Internet, y la mensajería WhatsApp con la cual se comunican los miles de
Círculos, les dejarían sin habla… Además de los espacios de La Sexta más arriba
mencionados, brillan con luz propia en el universo de la comunicación: El
Intermedio, Salvados y la Sexta Columna.
Pedro
Taracena | Eco Republicano
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