jueves, 19 de enero de 2012

EL FRANQUISMO GOZA DE EXCELENTE SALUD

Por Pedro Taracena
Los trabajos de Vicenç Navarro, reflejan y denuncian la verdad sustraída a la Transición. En términos más populares detectados por el vulgo no solamente español, sino del mundo democrático, es preciso desenmascarar esta patraña que consiste en mantener, que la Constitución consensuada fue el pacto del olvido. Y sobre todo garantía de la impunidad de los crímenes del franquismo. En primer lugar la Corona. ¿Por qué no condena el franquismo? Porque la dictadura de Franco y la instauración de la monarquía tienen la misma base y el mismo origen. El golpe de estado que derrocó a la República. Franco se convirtió en la piedra angular del nuevo sistema. Rechazo de la República y proclive de la monarquía albergue de caciques. La Constitución de 1978 se erigió sobre la misma legalidad y legitimidad que la II República, pero Juan Carlos I se refugia en su trono recuperado, omitiendo dos requisitos que le reconciliarían con el pueblo y con la Historia: Reconocimiento de la legitimidad de la República y la condena de la dictadura. De esta manera se distanciaría de la dictadura y de Franco, y se acercaría a las víctimas de la Guerra Civil provocada por el golpe que derribó la República y de los que sufrieron la dictadura. No hay argumento que pueda hacer esta verdad cuestionable. Aunque se han vertidos chorros de tinta para justificar esta situación como la única posible. Y como consecuencia el tejido social emanado de esa falacia, fue constitutivo de la nefasta Transición. Los tres poderes del Estado han estado y están contaminados de esta perversión. Todos los partidos políticos que tejieron el entramado de la transición, por mucho que ahora la izquierda más significativa, quiera despegarse del bloque constitucional, han optado por unas posturas colaboracionistas con el franquismo. Los medios de comunicación han sido auténticos heraldos; loando la Transición como la panacea de la salida de cualquier régimen despótico, que haya que reconvertir en una modélica democracia. No obstante, el diario Público es objetivamente hablando, una parcela de reivindicación de la Memoria Histórica, sin complejos ni prejuicios. A pesar de ello, hay demasiada gente embarcada en esta mentira. El franquismo se halla incrustado en todas las capas de la sociedad española. Sobre todo es más visible en el Partido Popular, legítimo heredero, que hunde sus raíces en el seno de la dictadura, teniendo como cordón umbilical a Fraga, su fundador. Despedido de este mundo con alabanzas y la discreción de todos, a excepción de Izquierda Unida. Igual que en el caso de la Corona, el PP jamás condenará el régimen de Franco por ser afín a sus principios e intereses. Los tres poderes del Estado han tenido la oportunidad de manifestar su militancia franquista, más o menos explícitamente. El poder judicial procesando a un juez por tratar de investigar el genocidio franquista. El poder legislativo por no condenar la dictadura, y el poder ejecutivo por no romper con la farsa de la reconciliación entre los españoles, derogando leyes que ya no son conformes con la Justicia Universal. Hay acciones del Gobierno socialista que han ido en sentido contrario, cuando ha pactado con los franquistas (PP), mutilar la legislación española en esta materia, para beneficiar a países cuyos regímenes no respetan los derechos humanos. Ejemplos: China e Israel. En la medida que aumente la valentía y el arrojo del pueblo, las mascaras de los franquistas irán cayendo vencidas por la vergüenza, incluyendo la del Rey de España.

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