jueves, 26 de julio de 2018

EL CONFLICTO CATALÁN





Volem amnistia i l’estatut d’autonomia

Por Pedro Taracena Gil

El conflicto surgido a nivel nacional por causa de la decisión del Gobierno, de exhumar los restos mortales del que fue dictador de España desde 1936 hasta 1975. Esta decisión se ve agravada por una serie de errores interesados e intencionados cometidos por todos aquellos que fueron protagonistas en el golpe de estado (Alzamiento Nacional), optaron por el bando nacional en la Guerra Civil (Cruzada de Liberación Nación), ocuparon puestos relevantes en la Dictadura (Movimiento Nacional), administraron su victoria implantando y gestionando un régimen confesional, del cual el invicto generalísimo fue exaltado a la Jefatura del Estado como Caudillo de España por a Gracia de Dios. El Concordato con la Santa Sede y la declaración de que España era un Reino, consagraban la Alianza Trono-Altar y el Maridaje Iglesia-Estado.




Una vez fallecido el Dictador, las Cortes Franquistas proclamaron Rey a Juan Carlos I y le obligaron a jurar los Principios del Movimiento Nacional. El Régimen abordó el camino de La Transición con el convencimiento de que el Caudillo lo había dejado todo atado y bien atado. Con el ruego que Franco exhorto al entonces Príncipe de España, de que luchara por la Unidad Nacional, perpetuando el lema de: ESPAÑA UNA GRANDE Y LIBRE. La Transición se abordó con dos cuestiones cerradas: los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español ya Reino de España. Estos acuerdos no tuvieron rango de concordato ni tampoco fueron enmarcados en el entorno constitucional, y la otra cuestión fue que Las Cortes Franquistas decretaron una Ley de Amnistía que dejó impune el Genocidio Franquista. Con estas dos premisas bien amarradas legalmente que no legítimamente, emprendimos el camino del periodo constituyente. Encontramos la palabra mágica que lo pudo casi todo. El consenso. Los franquistas, los venidos del exilio, los excarcelados y los que se hicieron presentes que eran invisibles en la clandestinidad, abordaron un texto constitucional, tutelado por el miedo y por los mismos que habían mantenido el Franquismo: la Oligarquía, el Ejército y la Iglesia.




La Democracia Española se presentaba ante el mundo como el Edén Europeo y sobre todo un modelo exportable. Todo era mentira. Había sido una farsa. Una puesta en escena con más personajes ficticios que reales. El Estado Español ya es un castillo de naipes soportado por una gran mentira apoyada de embutes. Quizás el autor de esta columna sea un soberbio y pedante aprendiz de periodismo, pero puedo asegurar que no soy un impostor del sagrado derecho a informar y a estar informado. De forma veraz e independiente. Además, la experiencia obtenida en mis más de setenta años, nadie me la ha contado. Yo la he vivido.
Viví inmerso en el nacionalcatolicismo de los años cuarenta y cincuenta. Donde el Calendario Litúrgico marcaba las tareas del campo, las fiestas del pueblo y el currículo de la Escuela. El cura, el alcalde, el juez de paz y los caciques eran las autoridades que tenían el visto bueno del Gobernador Civil de la provincia.
Nada más cumplir los 14 años, mi padre decidió que la agricultura familiar no daba para más, y decidió llevarme a Madrid. Donde él había estado desde los 14 años y hasta que se fue a la guerra voluntario en el bando de la República, volviendo al pueblo años más tarde después de padecer el exilio en Francia. En el pueblo yo había recibido el adoctrinamiento de la Religión Cristiana y la Historia Sagrada.




Ya en la ciudad accedí mediante un examen de ingreso a seguir un programa de Formación Profesional de cinco años de cursos diurnos y tres nocturnos, en una Institución Sindical. Allí fui educado en el más puro Nacionalcatolicismo. El Cara al Sol fue el pan nuestro de cada día. Izar y arriar banderas. Nuestros profesores fueron militares, del Frente de Juventudes, del Movimiento Nacional con presencia de la Iglesia a través de la Congregación Salesiana. Tres asignaturas completaban nuestra formación social, política y religiosa: Legislación Laboral, Formación del Espíritu Nacional y Doctrina Cristiana. En los últimos años Doctrina Social de la Iglesia y Moral Católica. Dentro del recinto de la Institución había instalaciones destinadas a dos organizaciones juveniles: El Hogar de la Organización Juvenil Española (OJE) y el Hogar de las Compañías que albergaba a alumnos con inquietudes religiosas. Con charlas, reuniones o retiros dominicales. De mi experiencia allí tengo un Blog CRÓNICAS DE PALOMA. Una especie de Cuaderno de Apuntes.




Una vez concluí mis estudios accedí a una multinacional del automóvil y allí permanecí toda mi vida laboral. Pero no me libré del Servicio Militar Obligatorio. La célebre Mili. Allí completé mi formación para conocer más a fondo lo que era una dictadura militar en un estado confesional. Esta experiencia cada cual cuenta la feria como le fue en ella. Mi valoración es que lo absurdo se elevó a la categoría de patriótico. En aquella época el Concilio Vaticano II me estaba dado unas pautas de crítica muy saludables para mi comprensión de lo que sucedía en la España de los años 60. Yo salí de mi adolescencia con una creencia religiosa muy pía. Casi diría que levitaba. Seguí muy de cerca a los curas contestatarios y obreros y la teología dogmática dio paso a la doctrina social y más tarde al compromiso político sin Dios.




Los últimos años de la dictadura y los años de la transición me toco por suerte vivirlos y disfrutarlos en Catalunya. Vivir la Transición desde Catalunya era vivir dos realidades: la española y la catalana. La venida del nostre President, volem l’Estatut d’autonomia y amnistia, me dieron armas para comprender que España no comenzaba y terminaba en Madrid. Me casé estando en Barcelona, tuve una hija catalana de nacimiento y pude contemplar que vivía en la Europa en los años 70 y 80. Madrid era mi pueblo, porque a pesar de estar 14 años en un pueblo de La Campiña de Guadalajara, yo había nacido en Madrid y después de bautizarme el San Pedro El Real La Paloma, me llevaron al pueblo. Me trasladé de Catalunya en plena Transición a Francia, donde ambas circunstancias me hicieron abandonar frente a los franceses cierto complejo de inferioridad y desde luego la Catalunya de los años 70 y 80 era mucho más europea que Madrid. El antagonismo entre Madrid y Barcelona o entre Catalunya y España, era provocado por el franquismo centralista.




Mi pretensión con este breve ensayo no es llevar la razón, ni tampoco dar soluciones a quienes las tienen y no quiere usarlas. Porque inteligencia en España sobra. Pero lo que sí me arrogo es el conocimiento vivido para ver los errores cometidos y que no hay voluntad política para darle soluciones razonadas. La oligarquía económica, el fascismo, franquismo, falangismo y el nacional catolicismo, son los mismos que derrocaron la República y gestionaron la Dictadura como si de un botín de guerra se tratara y tutelaron la Constitución para que quedara atada y bien atada, como el Movimiento Nacional.
España tiene que dotarse de un Estado Laico en el siglo XXI. No seguir con una monarquía de origen divino que es inviolable. El Genocidio Franquista debe de ser condenado en el espíritu y en la letra de la Carta Magna. La iglesia y el Estado deben de estar separados y no empeñarse que los conflictos y los problemas políticos de España se solucionan haciendo cumplir la ley por los jueces.




Suárez no cumplió la ley, es más se la saltó a la torera. Abrió la puerta del Rey y trajo del exilio al President de la Generalitat ilegal y la instaló en la Plaza de Jame de Barcelona. No cumplió la ley porque la ley no servía.

La constitución se escribió para cumplirla, modificarla o derogarla, si no sirve al pueblo.

Los políticos constitucionalistas no serán capaces de solucionar ni uno solo de los problemas, si se encierran en la idea de aplicar la ley. Y los Medios de Comunicación, todos, están al servicio de la oligarquía financiera y es una vergüenza ver a:

Impostores del periodismo.
Tertulianos incultos y mal informados.
Directores de periódicos que están al servicio del poder.
La prensa lejos de ser el látigo del Gobierno mantiene buenas relaciones con él.
La prensa no es independiente de los poderes financieros y políticos.
El corporativismo es su vicio mayor.
No conocen la crítica y menos la autocrítica.

Hay una pléyade de impostores e impostoras del periodismo que recorren todos los platós para contar la misma versión oficial. Confeccionan cada día una nueva versión del NODO.

Estos secuaces del poder ya NO nos engañan a:

Feministas.
Jubilados.
Profesionales de la Educación, la Dependencia y la Sanidad.
Víctimas de la Reforma Laboral del PSOE y del PP.
Víctimas de los “crímenes legales” de las reformas de la Unidad Europea y de España.

Pero hay que seguir despertando a muchos españoles de la amnesia de la Memoria Histórica, donde le Régimen del 78 les ha sumido.





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