sábado, 19 de marzo de 2011

CARTA A GRAN WYOMING


Soy un asiduo lector se su columna. Sintonizo con su reivindicación de sajar la herida que supura el pus de la gangrena franquista, cerrada en falso por la transición. Contemplo con satisfacción que milito en las mismas filas del desengaño democrático y el fraude de la Memoria Histórica. Pero confieso que no siempre fui cómplice de su pensamiento, y pensé que era ajeno a la lucha por reivindicar la historia robada. Tengo que reconocer porque tranquiliza mi conciencia, el haber juzgado a la ligera el perfil de este honrado comunicador, más aún, un gran comunicador. La imagen que me había formado de Gran Wyoming era frívola, superficial y encorsetada en la figura del gracioso, del humorista. Pero reitero humildemente mi error, que quiero ahora reconocer y rectificar. Perdón porque el que creía ajeno a mi manada, ahora camino a su lado. Agradezco pertenecer a este grupo de reservistas que hemos tomado la antorcha de la reivindicación, para que los crímenes del franquismo no queden impunes. Y para desenmascarar a los populares que, mientras no condenen el franquismo, serán siempre considerados como cómplices del genocidio, aunque canten misa.

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