ALGUNOS IMPUTADOS Y TRÁNSFUGAS
EN EL 67%DE RENOVACIÓN
DE LAS CANDIDATURAS PARA EL 22-M
A pesar de que en el Partido Popular, el eslogan podría ser: “Todos limpios pero muchos presuntos implicados”, Zapatero debía haber mantenido tolerancia cero en estos temas. Aunque el PP mantuviera sus listas corrompidas de tránsfugas y de presuntos corruptos imputados, el PSOE está obligado a romper el paradigma de que “todos son iguales”. Porque al electorado hay que darle pautas diferenciadoras. La izquierda es diferente a la derecha. Igual que hay diferencia entre un político imputado y otro que no lo está. La izquierda siempre se preocupará de los derechos sociales y de la igualdad entre los españoles. El programa de Rajoy está claro: creando empleo no es necesario más gasto público. Su perversidad está en ocultar el cómo. Evoca las recetas de la época Aznar, como si alguien sensato pudiera comparar ambas circunstancias. Los españoles tenemos un dilema muy serio: Rajoy o Zapatero. Rajoy, sin mérito alguno y capitaneando un partido sospechoso de corrupción y financiación irregular. Con pesos pesados imputados por delitos relacionados con el desempeño de sus cargos. Las encuestas jaleadas por los medios afines le colocan al frente de las instituciones con mayorías solventes. Y Zapatero le ha tocado llevar el timón del Gobierno, a través de unas tempestades, que ningún expresidente haya podido imaginar. Y sin duda está sentando las bases de nuevas estructuras de futuro. Sus aciertos y errores son transparentes para el pueblo. El 22 de Mayo está en juego que el Estado de las Autonomías funcione según establece la Constitución. No son parte del Estado, son Estado, y como tal deben de cohesionar sus funciones y políticas. Las elecciones generales no se celebran hasta el próximo año, y en política este periodo es un siglo. En marzo del año próximo después de 12 mese de Gobierno, con los presupuestos correspondientes aprobados, y cientos de reformas en marcha, a Rajoy le queda muy poco margen de maniobra, y él lo sabe. Los socialistas han tensado la cuerda hasta lo imposible, manteniendo el Estado del Bienestar; asumiendo la crítica de su electorado. Pero las políticas exigidas por los mercados y el bloque conservador europeo ya están emprendidas. Rajoy tiene las manos llenas de votos por las encuestas, pero vacías de propuestas. Aunque con las encuestas no se llega a La Moncloa. O si.
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