martes, 25 de enero de 2011

LUCES Y SOMBRES DEL GOBIERNO SOCIALISTA


El presidente José Luis Rodríguez Zapatero, como todos los políticos y mandatarios que en el mundo han sido, tiene en la gobernanza de España, claros y oscuros, aciertos y errores, omisiones y excesos. Pero antes de hacer ningún avance crítico de la acción de gobierno de cualquier servidor público, es preciso situar al responsable político, ante la responsabilidad contraída con los ciudadanos. Aunque en apariencia se comprometen a trabajar para el bienestar de toda la ciudadanía, sería una falacia atribuir a la derecha la misma sensibilidad ante los problemas sociales, que la de un Gobierno de corte progresista. Es perverso el mantener el eslogan de “todos son iguales” y que “bajando los impuestos se puede mantener el Estado del Bienestar”. Con esta premisa podemos con más facilidad encontrar los puntos débiles y fuertes de su mandato: La crisis ha sido financiera, globalizada y provocada por el capital y los especuladores, ambos albergados bajo el genérico apelativo de los mercados. Los mercados han establecido las bases para doblegar la voluntad económica y soberana de los Estados democráticos. En Europa, la inmensa mayoría de los países están en manos conservadoras y con este escenario han tenido que ajustar cada cual sus políticas económicas, financieras y sociales. Es verdad que allí donde gobierna la derecha, lejos de proteger los derechos sociales, las medidas han sido drásticas con el débil, el trabajador y muy condescendientes con los bancos, los grandes capitales y los especuladores. En el caso de España, el Gobierno, no es que haya ocultado la crisis, es que ingenuamente ha creído que la podía combatir con las herramientas de la socialdemocracia. Aunque la política que ha mantenido es de derechas, el superávit que tenía el Estado lo ha derrochado en protección social e intentar mantener el Estado del Bienestar. El Gobierno da la imagen inmediata de tener más sombras que luces. Un examen comparativo y con vistas al futuro, es difícil mejorar este equilibrio inestable, desde una opción que no sea socialista. Porque las opciones de derechas se sienten cómodas; renunciado al poder democrático en pos de la política especuladora de los mercados. Pero al margen de la crisis, las luces de la acción del gobierno Zapatero brillan con luz propia en el campo de la igualdad y en derechos sociales, pero las sombres, ennegrecen más el panorama porque son inadmisibles en una opción socialista: Mantener de hecho y de cuasi derecho el maridaje Iglesia-Estado; sin denunciar los acuerdos con la Santa sede. El haber mutilado el principio de Justicia Universal en España, para hacer concesiones a países como Israel, EEUU, etc. Ceder ante las oligarquías mediáticas para que mantengan las líneas de negocio sobre la prostitución. Abandonar a su suerte al pueblo saharaui, manteniendo una política de connivencia con la monarquía alauita, sin exigir las Resoluciones de la ONU sobre el derecho de autodeterminación. Y otro fantasma que ensombrece la reconciliación entre los españoles, es la incompleta Ley de la Memoria Histórica; renunciando a suprimir la Ley de Amnistía de 1977. Sin esa ley y sobre todo su Artículo Segundo, los ultraconservadores jueces del Supremo y el sindicato Manos Limpias, no hubieran masacrado al juez Garzón: “Los delitos de rebelión y sedición, así como los delitos y faltas cometidos con ocasión o motivo de ello, tipificados en el Código de Justicia Militar. En todo caso están comprendidos en la amnistía”. Amnistía para las víctimas del franquismo y sus leyes represivas, no para sus verdugos. Pretender dejar impunes los crímenes del franquismo con esa ley; habiendo asumido España el principio de Justicia Universal para los delitos de lesa humanidad, es un disparate aunque lo diga el mismo Tribunal Supremo.

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