Los ciudadanos venimos sufriendo en nuestras propias carnes la despiadada crisis financiera, provocada por los especuladores insaciables, banqueros usureros y la peor derecha posible. Es decir, reacia, terca, reincidente, obstinada y aferrada a una opinión y conducta manifiestamente insolidarias. En una palabra recalcitrante. No obstante, esta situación nos ha proporcionado una pedagogía que nos ha hecho descubrir las perversas reglas de los llamados mercados. Que no son más que las leyes del capital de toda la vida, de la explotación del hombre por el hombre y el imperio de la ley del más fuerte. Dentro de esta tempestad, el Gobierno va dando tumbos de sobresalto en sobresalto para agradar y aplacar la ira de los insaciables mercados. Teniendo en cuenta que el resto de los ejecutivos que constituyen la Unión Europea son conservadores, y lejos de remar en el sentido de la socialdemocracia, por el contrario, son cómplices de estos delincuentes de guante blanco: especuladores, usureros y banqueros no crean riqueza, más aún, asfixian el desarrollo. Ante este panorama y la decisión súbita de Zapatero de que el techo del déficit tenga rango constitucional; modificando con extrema urgencia la Carta Magna, aparentemente, al candidato socialista Alfredo Pérez Rubarcaba se ha colocado una mordaza a su programa. La improvisada coalición de Zapatero con Rajoy es en sí maligna para el pueblo español, por mucho que nos la quieran vender de salvación ante los mercados. No obstante, el propio Rubarcaba hace escasos días declaró que quien era el líder del PSOE era él, y como dueño de la dirección de la nave debe dar un golpe de timón. Pilotar las negociaciones para salvar la cara de Zapatero, pero debe propiciar un referéndum. Liderar el grupo de diputados y de senadores que tienen la llave de esta medida democrática y constitucional, que darían cuerpo a la reivindicación del movimiento DEMOCRACIA REAL YA, y de miles de españoles que ya lo estamos solicitando. De otro modo su liderazgo se tambalearía. Los ciudadanos acudirían a las urnas con un doble motivo: elegir el Congreso de los Diputados y participar en un referéndum que modificaría la Constitución. No hay duda que este doble motivo tiene doble poder de convocatoria. Habría de ganar los comicios la derecha porque la ley electoral le es propicia, pero con un marco constitucional más fuerte para defenderse de Europa. Negar el referéndum es traicionar a muchos españoles, socialistas, de izquierdas y los indignados. Supone atarse a la derecha para seguir sumisos a las directrices de la gobernanta Angela Merkel. Rubalcaba tiene el timón y la llave del 20-N. Es impensable para España un gobierno de extrema derecha con las manos atadas por la misma Constitución, para hacer posible el Estado del Bienestar. Rubalcaba debe hacer frente, no solamente a la Iglesia histórica, sino a la derecha y al capital especulativo. Los tres enemigos del progreso.
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