El 20-N (1)
Al coincidir el día de las elecciones generales con la muerte del dictador, es la propia fecha la que otorga toda la intención simbólica. El 20-N es un buen crisol para desenmascarar aquellas posturas políticas fieles al franquismo. La denuncia de impostura democrática de la derecha española, nunca será llevada a cabo por las instituciones que mantienen un encubrimiento oficialista y cínico. Salvando las izquierdas minoritarias y el diario Público, el resto de los partidos políticos y los medios de comunicación, tanto públicos como privados, han mantenido una perversa equidistancia entre los vencedores y los vencidos. Han asumido hipócritamente que la farsa legal de la Transición y la Constitución Española de 1978, no solamente han cerrado las heridas del conflicto fratricida provocado por el sátrapa caudillo, sino que la reconciliación entre los españoles es un hecho consumado. El pueblo español heredero de las víctimas directas del genocidio franquista, jamás se dejará embaucar con subterfugios legales de nula legitimidad universal. Frente al próximo 20-N hay que denunciar que la derecha es el franquismo sin lugar a dudas. Que el socialismo español se entregó al consenso, abandonando su vocación republicana y siendo cómplice de que los crímenes franquistas quedaran impunes. Y que los medios de comunicación son cómplices por activa o por pasiva de la apología del franquismo. El Estado es responsable de haber ocultado a las generaciones posteriores, la verdad histórica de su pueblo. Es como si Alemania hubiera negado el holocausto judío a los ciudadanos de hoy. La herida está abierta y el 20-N tiene que servir para abrirla más, hasta que se cierre con dignidad.
El 20-N (2)
Si hablamos en román paladino todos y cada uno de los miembros del Partido Popular, mantienen una ideología conservadora hacia la extrema derecha, pero con las connotaciones genuinas de su arraigo franquista. Una derecha neoliberal en lo económico y autodenominada de centro moderado, auténtico equilibrio de lo ambiguo. Los complejos y prejuicios de llamarse a ellos mismos por su nombre, les hace huir hacia el centro moderado, porque su carta de presentación como de derechas, les espanta a ellos mismos. Si este perfil les homologara con los grandes partidos europeos, habrían superado el hecho religioso que infecta su ideología. Admitirían que los estados confesionales pertenecen al pasado. Pero lejos de situarse entre los conservadores británicos, alemanes o franceses, los españoles transportan el lastre antirrepublicano de Franco y de los Borbones. Además, el nacionalcatolicismo implantado por la Iglesia con la aquiescencia del Caudillo por la Gracia de Dios. Otro ingrediente es el antisindicalismo que procesa la derecha española, heredado del nacional sindicalismo; manteniendo un estrecho maridaje con el capital y la patronal, antigua mafia caciquil, que financió la Guerra Civil y el franquismo. En este cuadro ideológico muy bien camuflado bajo la defensa de una Constitución que prefieren fosilizada, se esconde el Partido Popular. El Partido Popular se presenta ante el 20-N, negando que sea el más genuino franquismo gozando de muy buen salud.
El socialismo español camina hacia el 36º aniversario de la muerte de un caudillo que sometió a todo un pueblo por el derramamiento de sangre. Aunque se haya elegido esa fecha del 20-N renunciando a su carga simbólica, no obstante, esta referencia en el tiempo, remarca las asignaturas pendientes del PSOE. Precisamente en esta materia, como sucesores en el poder del criminal más grande de la España del siglo XX. La secuencia fue la siguiente: Los gobiernos de la República Española, legítimamente constituidos, fueron asaltados de forma cruenta; provocando un enfrentamiento fratricida donde unos lucharon en defensa de la libertad, y otros en la implantación de una sangrienta dictadura. Este régimen exterminador duró hasta que el sátrapa murió atufado por el hedor de tantos cadáveres confundidos con la tierra en acirates y cunetas. A partir de 1975 los verdugos y sus víctimas acuerdan por consenso, que la transición de la dictadura a la democracia ha de hacerse practicando una terapia de amnesia. Todo lo que había pasado en España desde el 18 de julio de 1936, pasaba al más cruel de los ostracismos. Los crímenes del franquismo quedarían impunes. Una amnistía se aplicaría a los que lucharon contra el régimen dictatorial. Todas las fuerzas políticas, en virtud de una igualdad perversa, elaborarían una nueva Constitución. Los franquistas que habían legitimado la Guerra Civil, para justificar el nacionalcatolicismo y el nacionalsindicalismo impuestos, vieron cómo podían seguir gestionando el botín de guerra, legado de Franco. Los recién llegados a la política, ávidos de protagonismo y de poder, renunciaron a la República y aceptaron una monarquía. Cuyo hijo del monarca depuesto por el pueblo, apoyó el golpe de estado que derrocó el poder legítimamente constituido. Don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII. La Constitución Española se escribió bajo el temor de involución por parte de los herederos del franquismo. En principio se ejecutó uno de los poderes de Franco, que era el de hacedor de reyes; estableciendo una monarquía parlamentaria, instaurada en la persona Don Juan Carlos de Borbón, educado en el franquismo, hijo del Conde de Barcelona, enemigo de la República que se alineó con el golpe militar. Al ejército se le otorgó el papel de valedor de la unidad de España, y la Iglesia perpetuó su poder de hecho; firmando unos acuerdos que vaciaban de contenido el aspecto aconfesional del Estado. Es decir, los mismos que derrocaron la República: los militares, la Iglesia, la Falange (Movimiento Nacional) y la oligarquía económica, emprendían un nuevo camino de conversos demócratas de toda la vida. Pasada la euforia de los primeros años de la transición, el inestable e inverosímil grupo unión del centro democrático, cayó como un auténtico castillo de naipes: La unión fue oportunista y forzada. El centro en política es inestable y siempre es una huída hacia la derecha y lo democrático era la máscara que hasta nuestros días han utilizado los seguidores del Franco, los franquistas. Los socialistas han sido protagonistas y víctimas al mismo tiempo de su propia ingenuidad. Creyeron que con los escombros de unas ruinas, se puede hacer un nuevo edificio. Y son tan necios que han presentado la transición como modélica y ahora han intentado exportar este modelo a Túnez y Egipto.
El 20-N (4)
Una vez desaparecida la UCD, rebrotaron sin ningún disimulo los franquistas de toda la vida. Los genuinos herederos y muchos de ellos correligionarios del generalísimo Franco. La antigua asociación política que se permitió dentro de la dictadura, Alianza Popular, se convirtió en un partido político y más tarde bajo el nombre de Partido Popular. Esta es la derecha española. La genuina heredera de la obra de Franco. El franquismo en suma. Aunque lo niegan, jamás han condenado los crímenes del franquismo y su amnesia sobre la Memoria Histórica goza de buena salud. Mientras, el socialismo español después de largos años de gobierno en los años 80, 90 y en los últimos ocho años, se presenta ante el 20-N con no pocas asignaturas históricas sin aprobar. Quizás tenga que reconocer con no pocos historiadores, que el problema resuelto es el de los pronunciamientos militares, la profesionalidad del ejército y la dependencia total del poder civil. Es evidente que en el campo de los derechos de toda índole, los socialistas han plasmado su firma, pero si nos ceñimos a las consecuencias de evocar esta fecha libertadora del pueblo español, los socialistas aún siguen enamorados de la transición modélica. Pero aunque esta postura sea la oficial, no pocos partidos y muchos españoles discrepamos de esta joya de la corona. La primera asignatura pendiente es la denuncia, por inconstitucional de los Acuerdos, que no concordato, de la Santa Sede con el Reino de España. Como consecuencia el tema de la religión desaparecería de las escuelas públicas y se suprimiría la subvención. La financiación de la Iglesia no saldría de las arcas del Estado y una ley de libertad religiosa, retirada por el Gobierno, daría a España un estatus de acuerdo con la Constitución. Las visitas del Papa se realizarían como jefe de estado no como líder religioso. Otra materia tímidamente llevada ha sido la Memoria Histórica. Es una vergüenza que el Gobierno haya mutilado en complicidad con el PP el principio de la justicia universal. Y es insostenible ante la comunidad internacional que un juez esté procesado por investigar el genocidio franquista. Este esperpento es único en el mundo y es la prueba evidente de haber hecho la Transición a la medida del vencedor, del verdugo, del franquismo. En España quienes hacen apología del terrorismo se le procesa, y el Partido Popular, es decir, los neofranquistas, hacen todos los días apología del genocidio del Caudillo, que lo fue por la Gracia de Dios, y ellos mismos denuncian al juez garzón y la Justicia le procesa. Otra asignatura pendiente de la cobardía del Gobierno y del grupo socialista del Congreso de los Diputados, es la falta de iniciativa para condenar de una vez por todas, el golpe de estado de 1936 que provocó la Guerra Civil y ésta legitimó la dictadura. Condena clara y tajante del franquismo histórico y actual.
Los franquistas enmascarados bajo la denominación de Partido Popular, encaran esta fecha con el cinismo que les caracteriza. Pero por mucho que se esfuercen en demostrar que el 20-N es para los nuevos franquistas, como el 6 de enero, festividad de la Reyes Magos de Oriente, en realidad, es el día del tránsito de su padre fundador a la gloria alcanzada por la Santa Cruzada. Es evidente que sólo los más osados se atreven a exhibir los crespones negros y el águila con el yugo y las flechas en la enseña nacional. Pero cuando los populares franquistas exaltan de júbilo en la calle Génova, guardan un exquisito respeto para estos extremistas que manifiestan de forma explícita su exaltación al generalísimo Franco. El venerable Fraga Iribarne es el testimonio de su naturaleza franquista. Colaborador directo de la sanguinaria dictadura. Y Aznar ha dado muestras de ser el neofranquista neto y nato; homologado con el Tea Party americano. Es tan admirador de la Constitución Española que transita a través de ella sin romperla ni mancharla, permaneciendo siempre virgen. Incólume y fosilizada. Aznar no necesita la Carta Magna para gobernar, es un caudillo elegido por el carisma de la aclamación. Los populares se acercan con respeto al 20-N porque es el símbolo de su programa. Su antirepublicanismo y su adhesión a Franco. Este hito no les permite condenar el régimen del cual conservan vivo a uno de sus ministros estrella. Su líder fundador. Su programa es la nostalgia. Añoran parcelas perdidas como son: El maridaje Iglesia estado, la alianza trono-altar, el matrimonio sacramental único, la prohibición del divorcio, la libertad sexual y el control de la natalidad. Y en lo económico desean la anulación del Estado, los efectos sindicales y el libre despido para nutrir el insaciable ansia de negocio de las empresas. La maestra de estas doctrinas es la lideresa de Madrid, Esperanza Aguirre, jaleada por los empresarios madrileños y doctora del liberalismo salvaje. Obsesionada hasta el delirio de la propiedad privada en detrimento de lo público. Es una auténtica encantadora de serpientes. Su cinismo le lleva a seducir a trabajadores por cuenta ajena, pensionista y usuarios de la Sanidad, Educación y Dependencia, para hacer de un cúmulo de mentiras, su verdad. Ella sola no lo podría hacer. Tiene a su favor los medios propios y afines. Es la inteligencia puesta al servicio de la astucia, utilizada para responsabilizar a Zapatero de todos los males mundiales; resarciéndose de toda responsabilidad personal. Su capacidad para declarar mentiras con la solemnidad de verdades dogmáticas. Los demás personajes del séquito de Rajoy son meros aprendices de la Mariana Pineda del siglo XXI. Es la que más huye del 20-N porque es la que más próxima se sitúa al sátrapa que tanto dice distanciarse, pero que jamás condenará. La gran lideresa de Madrid está al acecho. Si Rajoy pierde, ella dará el zarpazo definitivo. Son muchos los que está apoyando esta causa. Para hacer este análisis no es necesario ser un editorialista o un columnista de un medio cualquiera, afín o contrario al personaje conservador. Las firmas de los profesionales de los medios no garantizan verosimilitud. Las fuentes están al alcance de cualquiera, ya no existen las noticias exclusivas excluyentes y mucho menos las primicias en manos del cuarto poder. El jaque al cuarto poder es un hecho y el periodismo tradicional está en franca decadencia. Los medios nos ocultan la evidencia que nos proporciona la transparencia de las redes sociales.
El 20-N (y 6)
El referente del 20-N para la derecha es símbolo de continuidad. El franquismo debe perpetuarse en España. Sin embrago el 20-N para la izquierda es la diana que marca el cambio pendiente. La ruptura con el pasado franquista de España de una vez por todas. Tanto para unos como para otros, el 20 de noviembre es un hito al margen de que se tome conciencia de su simbología. Para España como país es una oportunidad de debate y confrontación. Las dos Españas. El progresismo y el conservadurismo. Lo que no entra en esta dicotomía es el perfil de Rajoy del centro moderado. El centro es donde se refugia para alcanzar la derecha, como si no supiéramos a estas alturas históricas, discernir entre los conceptos izquierda y derecha. La derecha española no le conviene reconocer, que su larga marcha tuvo su concepción el mismo 18 de Julio de 1936. Y que desde el 20 de noviembre de 1975, administran el testamento del caudillo, que lo fue por la gracia de dios. Manuel Fraga Iribarne, fue uno de los ministros que ocuparon cartera antes y después de la muerte de dictador. Hay nulas esperanzas de que los franquistas populares cambien. No les interesa. Pero a estos comicios están invitados también los seguidores del Movimiento 15-M ¡Democracia real ya! Un seísmo social que discierne entre lo formal y lo real. Converge en estas elecciones, ante la relativa tolerancia del Gobierno, algunos guiños del nuevo candidato socialista, la descalificación de la derecha y el oportunismo de la izquierda minoritaria; apuntándose al carro de la reivindicación de la reforma de la ley electoral. El 20-N, continuidad legal del franquismo y el 15-M indignados con la falta real de la democracia, contienen una simbología contundentemente opuesta. Una respuesta de la población en las urnas al margen de las reclamaciones de los indignados, sería el mismo fracaso social que hemos obtenido en el 22-M. En los municipios y comunidades, no se han asentado ninguna alternativa al tedio político. Si ahora los españoles otorgan el poder al PP o al PSOE, tal cual se han presentado hasta ahora, algo huele a podrido en nuestra sociedad. En mayo del 68, los franceses se tiraron a la calle hartos del tedio político, bajo el lema de: “La imaginación al poder”. Hoy muchos ciudadanos hemos mostrado nuestra indignación colectiva por la tiranía y la usura del dinero; arrasando toda huella de humanismo. Si el 20.N no es capaz de aglutinar la indignación para centrar los esfuerzos contra el enemigo común, está en peligro España como pueblo. Ni el PSOE que ahora conocemos y mucho menos el PP, serán capaces de iniciar una mínima esperanza de cambio de política en Europa. ¡Abajo el pensamiento único! ¡Adelante las alternativas y los planes políticos! tantos como letras tenga el abecedario: A, B, C… El 15-M debe dar en el 20-N una lección a España y Europa, si los españoles no nos dejamos engañar. El 15-M, no solamente ha desafiados a los poderes del Estado, exigiendo más justicia y democracia, sino que ha condenado al ostracismo a todos los medios de comunicación. Han enmudecido porque no les han permitido que manipulen la información. El movimiento ha nacido y sigue su desarrollo creando su propio ágora. Cuando han tenido que comunicarse han sido directos, sin que los periodistas mediaticen bajo sus tendencias ideológicas y grupos de presión, la información veraz y completa. La primera victoria del 15-M ha sido demostrar que los medios de comunicación no prestan ningún bien a la sociedad del siglo XXI. Toman parte de las mismas aves carroñeras que están al servicio de la usura, la especulación y la explotación del trabajador. Estaremos ciegos los españoles si prestamos atención al 20-N, más que al 15-M.
Fotos: Pedro Taracena Gil
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