domingo, 24 de julio de 2011

EL SUEÑO DE LA RAZÓN PRODUCE MONSTRUOS EN NORUEGA

Cuando los enciclopedistas al final del siglo XVIII publicaron los primeros tomos de la primera enciclopedia, estos fueron recibidos con gran escándalo y en medio de los ataques de los jesuitas, de los de la alta jerarquía de la Iglesia católica y sobre todo de los jansenistas que quedaban (fundamentalistas cristianos opuestos a los jesuitas). Acusaban a los textos de exponer las teorías racionalistas de forma que negaban valor alguno a la fe y prescindían de la trascendencia del ser. Para los enciclopedistas, la razón era el motor del mundo civilizado y el factor religioso quedaba reducido a una creencia vacía. Poco después, en torno a 1800, en medio del estallido revolucionario, Goya dio a conocer el famoso grabado que presenta al artista durmiendo y soñando sobre su mesa de trabajo mientras que por encima, en la sombra, murciélagos vuelan sobre la representación de un perro y un asno, símbolos del vicio y la ignorancia. En el frente de la mesa, figura una frase que se ha hecho conocida: “El sueño de la razón produce monstruos”. Goya indicaba que cuando la racionalidad se relaja demasiado es sustituida por los frutos del oscurantismo. Viene hoy esto al caso porque el terrorista noruego ha sido descrito por la policía como “fundamentalista cristiano” y “xenófobo“, de ideas de ultraderecha, mientras que la sociedad noruega en la que se entronca, auto-declarada pacifista, cuna del Novel, tiene sus tropas vigilando y combatiendo a otros fundamentalistas, esta vez los opuestos islamistas, a miles de kilómetros de sus fronteras, su policía confiesa que no tiene a algunos nazis en su lupa, su primer ministro reconoce que: "Este ha sido un ataque hacia el Partido Laboral y al movimiento laborista” y su ministro de exteriores que: "Los ataques políticos que se han vivido en Noruega han venido de la extrema derecha”. Parece evidente que mientras en Noruega, en Finlandia, Islandia, Austria, Holanda, etc., se mira al exterior y al ajeno como fuente de una posible agresión, primero se instala un discurso nacionalista (auténticos finlandeses, partido de la independencia islandés, los windersistas anti-islam holandeses, herederos de los patriotas austriacos, neo fascistas, etc.), posteriormente se convierte en enemigo a los que solo son adversarios políticos o religiosos dentro del propio país, y por último algún extremista da el paso, coherente, de intentar eliminar a los que considera fuentes del mal más próximos. Y ¿en España? Tenemos un poco de todo: nacionalistas de los más exacerbados y de los algo menos, derecha y extrema derecha anti-gobierno, anti-inmigración y anti-sistema, o, solo anti-socialistas o anti-zapateritas, eso sí, casi todos dentro de partidos legales y aparentemente moderados, pero que hacen sus discursos poniendo nombre a los posibles objetivos de los extremistas coherentes, dispuestos a dar el siguiente paso, al menos si no ganan los suyos las próximas elecciones.

Julio de 2011

Isidoro Gracia Plaza

Exdiputado

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