Es manifiestamente palpable que las izquierdas en España están desunidas. Y la coalición que ostenta el título de unida, es la que rompe con el paradigma de la unión. Es tradicional que haga pinza con la derecha, nexo contra natura que tiene múltiples y variadas explicaciones, todas carentes de lógica y sentido político coherente. La desunión y discrepancia llegan a tal nivel, que se diría que sitúa a IU en un país que no existe, o en unas circunstancias al margen del siglo XXI. Consiguen el difícil arte de servir a dos o más señores a la vez. En Extremadura las bases entregan el gobierno autonómico a la derecha en contra de la dirección de la coalición, y todas las explicaciones que dan, avalan más su división interna. El movimiento 15-M ha venido a servir en bandeja a IU un programa rupturista, progresista y con una alternativa más democrática al sistema de elecciones. Pero en realidad lo que les ha interesado es subirse al carro de la reforma de la ley electoral. La izquierda seguirá en las instituciones dividida marchando en la comparsa de las derechas central y autonómica. Si todas las izquierdas periféricas y centrales, no toman como guión de su política las pautas del movimiento 15-M, habrán perdido el tren de la historia. Cuando Izquierda Unida reclama el reconocimiento de la II República Española o reivindica la III República, es que no se ha leído la Constitución Española de 1978. Es compatible reclamar la Memoria Histórica de la República y el cumplimiento de los derechos consagrados en nuestra Carta Magna, según exige con todo rigor el 15-M. La dimensión del movimiento Democracia Real ¡Ya! Alcanza a Europa. Y la solución a la crisis está en las instituciones de la Unión pero cambiándolas de signo. Los banqueros, especuladores y empresarios son la derecha y no van a legislar en contra de ellos mismos. La zorra es la encargada de guardar a las gallinas.
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