martes, 12 de julio de 2011

LA LIBERAL ESPERANZA AGUIRRE EN BUSCA DE LA EXCELENCIA

Esperanza Aguirre como todos los políticos tienen aspectos positivos y otros negativos. Pero una de las virtudes que en ella brilla con luz propia, es la coherencia. Su perfil político y su acción política guardan total armonía con el legado del más puro franquismo. El ser afín al caudillo que lo fue de España por la gracia de Dios, no puede ser un epíteto irreverente y mucho menos insultante. Franco ha sido y es un guía espiritual y político para sus partidarios desde antes del célebre 17 de julio de 1936. La fecha no es un error, el 17 tiene más enjundia si cabe que el mítico 18. Aunque Esperanza Aguirre haya sufrido la conversión formal, que no real de la dictadura a la democracia, su coherencia le ha llevado a recabar todos los recursos en sus manos, para adaptarse a los conservadores mundiales del más rancio abolengo: El Tea Party americano y los neoliberales europeos situados más a la derecha. Antes de seguir analizando el perfil de la lideresa madrileña, es preciso constatar la habilidad que posee para moverse dentro de la Constitución Española, sin romperla ni mancharla. Es hábil, sutil, clara y sincera. En líneas generales es capaz de mantener una perfecta coherencia con la dictadura franquista; salvando un difícil equilibrio. La Transición le permite no condenar el régimen franquista y escudarse en que la Constitución Española trajo la reconciliación en la España fratricida. Y con este problema resuelto, la jefe del estado número 18 del Reino de España, es capaz de gobernar al margen de la solidaridad constitucional; boicoteando leyes del Estado, que no le gustan; Privatizando la sanidad pública, favoreciendo la educación privada, en detrimento de la pública; limitando la protección a la dependencia de las personas que necesitan ayuda y manteniendo una alianza Iglesia-Estado, de hecho encubierta. Todo ello evocando el liberalismo español del los siglos XIX y XX. La dama de acero, el acero es más duro que el hierro, está convencida de que su política no tiene límites constitucionales y la realidad le da la razón. Su comportamiento como gobernante es coherente con la trayectoria de sus raíces franquistas, aunque entre en conflicto con la solidaridad. El broche de oro de la dueña de la educación en Madrid, está yendo muy lejos con los guetos que quiere crear bajo el perverso lema de ir “en busca de la excelencia”. No puedo poner en duda que Aguirre es una política ilustrada, y debe de conocer la trayectoria de la Institución Libre de Enseñanza, que se desarrollo en España a finales del siglo XIX. Sólo el artículo 15 de sus estatutos, delata su conducta discriminatoria: “La Institución libre de Enseñanza es completamente ajena a todo espíritu e interés de comunión religiosa, escuela filosófica o partido político; proclamando tan sólo el principio de la libertad e inviolabilidad de la ciencia, y de la consiguiente independencia de su indagación y exposición respecto de cualquiera otra autoridad que la de la propia conciencia del Profesor, único responsable de sus doctrinas”. Y Francisco Giner de los Ríos, su fundador tenía como lema: “sacar de cada alumno lo que podía dar de sí”. La desigualdad entre los madrileños está servida, aunque la malhablada señora, sea muy coherente con su ideología. Si a esta forma perversa de gobernar, no se le pone freno constitucional, algo huele a podrido en la Villa y Corte de Madrid.


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